Un periplo en bote por el paseo Sobremonte

Alguna vez Domingo Sarmiento le dedicó elogiosas palabras en su libro Facundo: "Hacia el oriente tiene un bellísimo paseo de formas caprichosas, de un golpe de vista mágico. Consiste en un estanque de agua encuadrado de una vereda espaciosa que sombrean sauces añosos y colosales". El 'maestro de la Patria' se refería al paseo Sobremonte, construido en 1786 por iniciativa del marqués don Rafael de Sobremonte y Núñez, primer gobernador intendente de Córdoba del Tucumán.

Ubicado entre las calles 27 de Abril, Arturo M. Bas, Caseros y Marcelo T. de Alvear, el paseo fue concluido en 1795 e incluía un lago en el centro. En un principio fue conocido como La Alameda y además de paseo, tenía la importante misión de servir de fuente de riego de las quintas que rodeaban la ciudad.

Ya en la década de 1880 se instalaron verjas, ocho portadas con escalinatas de mármol y cuatro estatuas, encargadas en París, que representan las cuatro estaciones y de las cuales se conservan tres. A estas incorporaciones se sumaron la diosa del fuego, Vestal, y la de la agricultura, Ceres.

Por aquel lago navegaron botes por varias décadas, hasta que la represa fue desecada en 1953, y a partir de 1957 se instaló allí una fuente que perdura hasta la actualidad, proyecto del arquitecto Carlos David.

Historiadores sostienen que el paseo Sobremonte fue el primer lugar de Córdoba que contó con una ornamentación, ya que el mismo marqués hizo colocar una placa tallada en piedra en el bello paseo. Y según Carlos A. Page, la primera escultura conmemorativa de la ciudad data de 1850, cuando el entonces gobernador Manuel 'Quebracho' López, instaló un busto de sí mismo en uno de los arcos del paseo.