Documental
17/12/2023 | 10:00
Redacción Cadena 3
Mauricio Coccolo
La película podría empezar por el final: Lionel Messi levantando la copa al compás de la arenga de sus compañeros que representaban el deseo de todos los hinchas. Pero la mejor escena no fue la última, sino la primera: la clave narrativa de la tercera estrella está en la derrota inicial contra Arabia Saudita. Ese fue el condimento cinematográfico perfecto.
Volvieron los fantasmas que parecían enterrados. Argentina llevaba un invicto récord de 36 partidos, pero sólo tres habían sido contra rivales europeos. Los agoreros confirmaban sus presunciones: no había jugado contra nadie. La Copa América en Brasil parecía un título menor y la Finalíssima contra Italia era un caramelito de 24 horas frente a un equipo que ni siquiera estaba en el Mundial.
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Arreciaron las críticas y el blanco fue el mismo de siempre: Lionel Messi. Otro Mundial de Messi caminando la cancha y mirando el piso, vociferaba desde el palco de prensa del Lusail un pituco, camisa blanca, dedito levantado y bronceado por el sol qatarí.
Nadie en su sano juicio lo hubiese preferido, pero si había una forma de empezar era esa: sufriendo la peor derrota de Argentina en la historia de los Mundiales. “¿Dónde está Messi?”, fue el título perfecto de la burla que terminó, como un boomerang, convirtiéndose en la mayor muestra de cariño global de todos los tiempos hacia un deportista. Acá está Messi, acá lo tienen, besando la copa.
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Excepto los mexicanos, con quienes se generó una rivalidad deportiva difícil de entender, los franceses —especialmente los parisinos— por cuestiones obvias y quizás algunos hinchas del Real Madrid, todo el mundo, todo el resto del mundo, quería que Lionel Messi fuera campeón en Qatar.
Jamás un futbolista generó semejante grado de adhesión y unanimidad. ¿Pelé en México 70? Es probable que sea el caso más parecido, aunque en un fútbol menos global y, además, Pelé ya tenía dos títulos. Que a Messi le faltara únicamente la Copa del Mundo fue un condimento extra. No se podía retirar sin ganar el título más soñado por todos los que alguna vez soñaron con ser futbolistas.
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Un paso más allá: Messi es el deportista argentino más querido, admirado y respetado de la historia. Ojo, hay otros casos para discutir semejante sentencia (audaz y temeraria), claro que los hay. Maradona, Ginóbili, Fangio, Vilas, Di Stéfano, Monzón, cualquiera de los que integran el olimpo del deporte nacional podría sentarse a la misma mesa, pero hay dos factores que inclinan la balanza a favor de Leo: la perdurabilidad en el tiempo y la masividad global.
Lionel Andrés Messi quedó blindado con el titanio de la gloria para toda la eternidad. Quienes ya lo admiraban no lo necesitaban, pero lo deseaban más que nadie, y quienes lo cuestionaban terminaron rendidos a los pies del mejor jugador de todos los tiempos.
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