Punta Colorada, Río Negro, el lugar donde se construiría la planta de GNL.

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A Kicillof se le escapó la tortuga de los huevos de oro

31/07/2024 | 12:17

 

Redacción Cadena 3

Sergio Suppo

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A Kicillof se le escapó la tortuga de los huevos de oro

En el marco de la actualidad económica argentina, la reciente decisión de YPF de establecer la planta de licuefacción de gas en Punta Colorada, Río Negro, marca un punto de inflexión significativo. Durante semanas, se ha discutido la posibilidad de que esta inversión monumental se realizara en Ingeniero White, Bahía Blanca, bajo la gestión del gobernador Axel Kicillof. Sin embargo, el rechazo del kirchnerismo al Régimen de Grandes Inversiones (RIGI) ha llevado a que esta oportunidad se desplace hacia el sur, en un movimiento que podría tener repercusiones duraderas para la economía del país.

La asociación entre YPF y la petrolera malaya Petronas estaba condicionada a que la provincia de Buenos Aires adhiriera al RIGI, algo que finalmente no ocurrió. En contraste, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, se mostró proactivo y logró que su provincia se adhiriera al régimen, asegurando así la llegada de una inversión que se estima podría generar, al menos, 15.000 millones de dólares anuales por la exportación de gas. Esta cifra es comparable a la cosecha de soja de un año, y representa una inyección de divisas que podría transformar la economía argentina, especialmente en regiones postergadas como la Patagonia.

Es importante considerar que esta no es solo una cuestión de inversión, sino que también refleja un cambio en el panorama energético del país. Argentina, que hasta hace poco dependía de importaciones de gas, ahora se encuentra en una posición de superávit gracias al desarrollo de Vaca Muerta. Este avance no es solo atribuible a la gestión actual, sino que es el resultado de esfuerzos acumulados a lo largo de diferentes administraciones. La capacidad de Argentina para exportar gas natural es un recurso valioso que, si se maneja adecuadamente, podría revitalizar la economía nacional.

No obstante, la situación no está exenta de riesgos. Existe la preocupación de que este proyecto se vea afectado por la politiquería local, lo que podría retrasar su implementación. La urgencia de establecer gasoductos para distribuir el gas a regiones que aún carecen de este recurso es evidente. La Mesopotamia, por ejemplo, sigue sin acceso a gas natural, y es fundamental que se prioricen estos desarrollos para maximizar el potencial de Vaca Muerta.

La decisión de YPF de anunciar la planta en Río Negro es un indicativo de la seriedad con la que se están tomando estos temas. YPF, aunque es una empresa estatal, opera en un mercado que requiere de credibilidad y transparencia. La cotización de sus acciones en bolsas internacionales depende de decisiones estratégicas que no se toman a la ligera. El hecho de que Kicillof no haya podido prever la magnitud de esta decisión y la necesidad de adherirse al RIGI es una clara señal de la falta de visión política en la provincia de Buenos Aires.

En resumen, lo que estamos viendo es un cambio de paradigma en la gestión de recursos energéticos en Argentina. La planta de Punta Colorada no solo representa una inversión millonaria, sino también una oportunidad de desarrollo que no se puede dejar pasar. La responsabilidad ahora recae en los líderes políticos para que se alineen en torno a un objetivo común: el progreso económico del país. La historia de la planta de licuefacción de gas es, sin duda, un capítulo que aún está por escribirse, y su desenlace dependerá de la capacidad de los actores políticos de trabajar juntos en lugar de dejarse llevar por intereses particulares.

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