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08/11/2021 | 11:16 | Por Sergio Suppo.
Sergio Suppo
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Alberto ayuda a entender porqué Córdoba no es kirchnerista
Es inevitable que hablemos de lo que dijo Alberto Fernández el miércoles a la tarde en el Centro Cultural Kirchner de la ciudad Buenos Aires, durante un ritual que se repite cada dos años: un grupo de intendentes de la provincia de Córdoba, 65 para ser más preciso, fueron llevados una vez más a la capital del país para sacarse una foto con funcionarios nacionales y para recibir promesas de entrega de obras a distintos municipios, como habitualmente hace el kirchnerismo.
Ese ritual también se complementa con otro: siempre vienen funcionarios nacionales e inauguran algo, una parte, de un tren que nunca termina de funcionar en la ciudad de Córdoba y alrededores. Eso pasó con Juan Manzur, pero también vino una vez Ricardo Jaime, que ahora está preso. Es el mismo tren que se inaugura cada dos años. Es otra época nos habían prometido el tren bala, pero bueno.
La historia del desencuentro entre el kirchnerismo y Córdoba no es nueva, es viejísima, tan vieja como el origen mismo del kirchnerismo a nivel nacional. Lo que acaba de hacer Alberto Fernández es otra muestra de que el Presidente de la Nación, nada más y nada menos que el Presidente de la Nación, improvisa lo que dice y no sólo improvisa, lo improvisa mal. Habla como si no pesara las consecuencias de las palabras que tiene un jefe del Estado. Es lo que ocurrió otra vez.
Le ha pasado a Fernández muchas veces, incluso hubo papelones de alcance internacional, como cuando dijo aquello de los argentinos que descienden los barcos.
Si nos vamos un poquito para atrás, recordemos que en 2003 Néstor Kirchner, candidato presidencial, en la provincia de Córdoba salió quinto. Salió quinto con el 10,81 por ciento de los votos. ¿Se acuerdan de aquella elección en la que ganó Menem pero no quiso participar de la segunda vuelta y le dio presidencia a Kirchner?
Dieciocho años después, Carlos Caserio, candidato kirchnerista en Córdoba sacó 10,87%. Lo mismo.
Nueve de cada diez cordobeses que van a votar, no eligen al kirchnerismo. Una mayoría, incluso, vota en contra.
En el historial electoral te vas a encontrar con que los cordobeses han buscado distintos dirigentes nacionales para tratar de evitar que gane el kirchnerismo. Así fue como votaron por Carlos Menem en 2003, por Roberto Lavagna, por Hermes Binner, por Adolfo Rodríguez Saa, hasta llegar a Mauricio Macri, cuando le dieron el famoso 70 por ciento en la segunda vuelta del 2015 y casi el 60% en las elecciones que Macri perdió a nivel nacional en 2019.
¿Quiere decir eso que Macri es el dueño del territorio político de Córdoba? No. Los cordobeses siempre han buscado dirigentes nacionales para evitar que el kirchnerismo prospere políticamente. ¿Y por qué? ¿Porque los cordobeses son distintos, son malos, son agresivos con el kirchnerismo? Es porque los cordobeses expresan una idea muy diferente del país que el kirchnerismo tiene. Es una idea distinta y no hablo de banderías políticas. No hablo de Juntos por el Cambio o de Hacemos por Córdoba. Habló de una idea del esfuerzo, del trabajo, de la producción, de la reivindicación de la creatividad, de la idea de que hay que ganarse el pan con el esfuerzo propio y no vivir del Estado, la idea de que el Estado debe ser efectivamente útil y presente, pero no lleno de zánganos y de ñoquis.
Los cordobeses se han encargado de hacer notar periódicamente cada dos años en forma contundente lo que acabamos de ver y lo que vamos a ver el domingo que viene.
Sin embargo, las consecuencias políticas de las palabras de Alberto Fernández son nulas en términos electorales en esta provincia. El resultado para el kirchnerismo en Córdoba ya está puesto; ya está cantado. No se va a modificar. No van a perder mucho más votos de los que ya perdieron porque tienen poco para perder. La elección está en otro lugar en la provincia de Córdoba, muy lejos de las posibilidades del kirchnerismo, que está peleando por lograr una de las nueve bancas de diputados nacionales que están en juego.
Es obvio, porque las PASO lo adelantaron, que la pelea por las dos bancas por el Senado es entre Juntos por el Cambio y Hacemos por Córdoba. De manera que hay un perjuicio del punto de vista electoral nulo. Pero desde el punto de vista político, sí, y es la exposición impúdica de que el kirchnerismo considera que sólo es posible tener una relación con él a partir del sometimiento. Si no, te consideran ajeno. Tan ajeno como que casi no te consideran parte del país. Es así, en esos términos, como lo puso el presidente Alberto Fernández ante los 65 intendentes que lo visitaron.
Sesenta y cinco intendentes que el próximo domingo verán como la mayoría de sus vecinos, que los votan a ellos, el día que tienen que ir a una elección nacional terminan votando en contra. Y si no, repasemos lo que pasó en las primarias.
Hay otra frase también increíble de las últimas horas, que no es de Alberto Fernández sino del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, a propósito de un tema que hemos tratado esta mañana: el asesinato de un kiosquero en Ramos Mejía, partido de La Matanza. Kicillof dijo esta mañana: “La situación de inseguridad en la provincia de Buenos Aires es crítica desde hace muchos años”. Yo solo quiero recordar que durante los últimos 34 años gobernó el peronismo en esa provincia. O sea, el partido Kicillof.
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