Alberto Fernández, el último gambeteador

Hace días que estoy usando la figura de la tormenta en un vaso de agua, preguntándome si frente a este último escándalo político del Gobierno desconociendo un fallo de la Corte, no nos estábamos ahogando en un vaso de agua. Y efectivamente, minutos después de que yo ayer hacía la columna, el presidente Alberto Fernández dio marcha atrás, enganchó y encaró en diagonal como si fuera Di María.

Claro, hizo pasar de largo a 18 gobernadores peronistas y de partidos provinciales que la semana pasada habían sido convocados. Y todos juntos a coro, dijeron “no vamos a reconocer, ni aplicar ni atenernos al fallo de la Corte Suprema”.

Eso en cualquier país civilizado de la Tierra genera un problema institucional serio, grave. Ahora estarán diciendo los gobernadores que la semana pasada fueron y se sacaron la foto y sacaron un comunicado diciendo que ellos estaban de acuerdo con que el Presidente desconocía un fallo de la Corte.

El Presidente los desdijo y se desdijo a sí mismo y volvió para atrás. Es verdad que no está cumpliendo estrictamente porque paga en bonos, pero dijo que tiene la voluntad de cumplir el fallo de la Corte.

Mientras tanto, uno tiene todo el derecho a preguntarse cuando habla el Presidente ¿piensa lo que dice? Quedaron algunas excepciones, Schiaretti, Perotti.

Finalmente, el Presidente ayer dijo: “Vamos a cumplir el fallo”. Puede haber ahora una instancia de conversación eventualmente, aún cuando el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que fue beneficiado políticamente en esta situación, sale y torea al jefe de Estado.