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09/05/2024 | 12:50
Redacción Cadena 3
Sergio Suppo
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Aquellos paros, este paro; aquel país, este país
Un tema que pone en auge la llegada de Javier Milei, son los paros laborales, los cuales se comparan con los que solíamos ver en la década de 1960. En aquellos tiempos, se les llamaba "paros materos", por lo general implicaban una interrupción total del transporte público, lo que llevaba a una inactividad casi total en las grandes ciudades.
En esa época, los niveles de acatamiento a estos paros eran muy altos debido al alto grado de sindicalización entre la población argentina y a un menor nivel de trabajo informal o "en negro". No estoy diciendo que siempre hubo pleno empleo formal en Argentina, ni tampoco estoy idealizando el pasado. Sin embargo, es innegable que el crecimiento del trabajo informal ha sido parte del declive económico del país y ha tenido consecuencias negativas significativas.
Por ejemplo, este aumento del trabajo informal ha hecho inviable nuestro sistema jubilatorio ya que cada vez menos personas están haciendo las contribuciones necesarias para mantenerlo. Además, Argentina no solo ha cambiado para peor sino también se transformó como el mundo. En muchos países ahora es ilegal una paralización total del transporte público sin al menos un servicio básico garantizado. Desafortunadamente, si tal ley existe aquí en Argentina no se cumple.
Pero han habido otros cambios también. Ahora tenemos formas alternativas de transporte como Uber y Cabify (aunque aún no son legales aquí) y más personas trabajando desde casa gracias a tecnologías digitales modernas. Incluso durante un paro laboral como el de hoy, muchas personas todavía pueden continuar trabajando. Y en el campo, como nos recuerdan constantemente nuestros oyentes, el trabajo nunca se detiene.
Estos cambios nos hacen cuestionar cuál sería realmente el impacto de estos paros si tuviéramos un sistema de transporte funcional y qué tan representativos son realmente grupos como la CGT en la actualidad. También nos hacen cuestionar la legitimidad de las manifestaciones organizadas por grupos piqueteros que no son sindicatos sino asociaciones con vínculos políticos que buscan beneficiarse de los planes sociales.
En resumen, cuando hablamos de un paro general hoy en día, no podemos entenderlo del mismo modo que lo hubiéramos hecho hace 50 o 60 años. Las cosas han cambiado y debemos reconocer eso. Y aunque algunos cambios han sido para mejor y otros para peor, lo cierto es que la decadencia argentina se refleja tanto en el aumento del trabajo informal como en la disminución del poder sindical.
Finalmente me pregunto: ¿Qué va a cambiar después de este paro? Y mi respuesta es simple: nada. Nada va a cambiar. Es una realidad dura pero necesaria enfrentarla para poder avanzar hacia un futuro mejor.
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