El Gobierno dispara la inflación con la compra de votos

Es una película que me ha visto tantas veces que ya le conocemos el final. Y es tan desgraciado al final de la de las espirales inflacionarias en la Argentina, que escuchar a Roberto Feletti que un día dice “Vamos a hacer un acuerdo” y presenta un acuerdo, un supuesto acuerdo de precios, por 1.200 productos y al otro día, como se da cuenta que es muy difícil hacer ese acuerdo, dice “Vamos a aplicar la ley de abastecimiento”.

Es muy difícil hacer ese acuerdo no es que los empresarios sean malos y diabólicos, sino porque la realidad y la ciencia económica te lo impiden por la dinámica que ha tomado la inflación Así, se pone en hombre malo en 24 horas.

Los precios están subiendo no porque el gobierno no haga nada para pararlos, sino porque el Gobierno hace mucho para subirlos. Viene un funcionario y dice van a congelar los precios… muchachos, están emitiendo descontroladamente pesos sin respaldo y lo están repartiendo como si fuera a la manchancha. Esta campaña está batiendo récords en gastos electorales por parte de un Gobierno desde 1983 a la fecha. Nunca antes hubo una campaña electoral en la que en forma tan desembozada se inventen maneras de repartir plata. El Gobierno está todos los días inventando, encontrando una manera de repartir plata, porque cree que los votos se compran y hay un error enorme de percepción no ya económica, sino política. El Gobierno cree que puede comprar la conciencia de los votantes y estoy hablando de los votantes propios, no sólo de los que ya le votaron en contra.

Los votantes propios que abandonaron en parte en una parte, en una fracción al kirchnerismo demandaban precisamente trabajo. Estoy hablando de la gente que vivía de la changa y que no pudo seguir haciendo changas, primero por la pandemia y después porque el que le daba la changan no tiene plata para dar esa changa que antes ofrecía. Estoy hablando del que corta el pasto de la empleada doméstica, etcétera.

Todo eso se ha ido recortando porque a la gente que puede subsidiar o pagar una changa no lo puede hacer más y porque está claro que con esta inflación tampoco los planes sociales alcanzan para nada porque la inflación te los come antes de que los cobres.

Ahí el Gobierno tiene un problema con el votante propio, con el núcleo duro de kirchnerismo. Estoy hablando de la propia clientela que, en una parte, explica el resultado electoral de las PASO.

Entonces aparece un funcionario nuevo y se llama Roberto Feletti, que no es nuevo porque ya estuvo antes en el Gobierno, a decir “vamos a congelar los precios a como dé lugar”. Pero es el mismo gobierno el que reparte plata a mansalva. Emite e inunda el mercado de pesos que tienen cada vez menos valor. Esa es la raíz fundamental de la inflación. En la Argentina, el 14 de noviembre hay elecciones. ¿El 15 parará el reparto, me imagino, indiscriminado de pesos y empezará un plan de ajuste del Gobierno? Es una pregunta, y otra ¿habrá entonces, quizá, si se mantiene el resultado de la PASO, una crisis política? Entonces habría que atender antes que la crisis económica, la crisis política. Porque lo que va a ocurrir el 15 de noviembre, si hay una derrota del Gobierno, es una rediscusión dentro de la alianza del mismo Gobierno para ver quién manda, quién ejerce efectivamente el poder. Si Alberto Fernández, cosa que ya es muy difícil; si Cristina Kirchner, si el viajero Juan Manzur, si Sergio Massa. En fin, especulaciones y elucubraciones podemos hacer muchas en un futuro que claramente se cierne muy complicado no sólo para el Gobierno, sino para cada uno de nosotros en materia económica.