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10/12/2023 | 11:32
Redacción Cadena 3
Sergio Suppo
Martín Llaryora debutó como gobernador con un mensaje que es también su lanzamiento como líder alternativo a la nueva era política que hoy comienza con Javier Milei en la presidencia.
Llaryora puso en oferta como propuesta nacional la nueva versión del cordobesismo, al que llama ahora partido cordobés, como un resumen de una fuerza política que originada en el peronismo provincial ha colonizado a sectores del radicalismo, del PRO y de otras fuerzas provinciales.
El aviso es claro. El atrincheramiento de los gobernadores cordobeses llevado al extremo por Juan Schiaretti ha terminado. Llaryora se propone ser un dirigente nacional, un protagonista de un país que ofrece la oportunidad de un sistema político destruido y en reconstrucción.
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En el patio interno de la política local, la oposición del fragmentado Juntos para el Cambio, lo recibió con carteles que le reclaman la modificación de la ley que quitó capacidad de control al Tribunal de Cuentas, por primera vez controlado por manos ajenas al oficialismo.
En la promesa de un gobierno austero y en el anuncio de un recorte de los sueldos de los funcionarios político hay un signo de sintonía con el nuevo presidente. Y también en la promesa de acompañamiento a la gestión nacional.
Llaryora expuso, sin embargo, claras diferencias con las ideas y los mensajes de Milei. Además de destacar que le reclamará por las promesas hechas a Córdoba, le enumeró las demandas: baja de retenciones agropecuarias, equidad en el reparto de subsidios y fondos para la Caja de Jubilaciones.
La seguridad fue el eje central de sus propuestas locales, con el narcotráfico expuesto como principal problema y desafío. Esa es, al fin, un asunto que formó parte central del reclamo de un electorado cordobés que, a diferencias de otras elecciones, consagró esta vez a un gobernador peronista por un margen estrecho y dejó en un estado de equilibrio la representación de oficialistas y opositores en la Legislatura.
Hizo algo más el nuevo gobernador en su diferenciación con Milei: reivindicó la realización de obras públicas en contra del mensaje libertario de dejarlas en manos de las iniciativas privadas.
Y puso en valor lo que llamó “la economía de la solidaridad” reflejada en los movimientos cooperativos, que a partir de ahora tendrán un ministerio propio en manos de Martín Gill, el dirigente kirchnerista que acaba de dejar la intendencia de Villa María luego de ser funcionario de Alberto Fernández.
Llaryora encarna desde hoy una versión nueva de la política de Córdoba con un rasgo propio: quiere ser algo más que el gobernador de una provincia importante.
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