Es imposible un milagro argentino en cuatro meses

Una gran parte de los argentinos respalda la gestión del economista y político Javier Milei. Esta confianza, según algunos análisis, es proporcional al hartazgo social que llevó a Milei al poder. El descontento con las anteriores administraciones y una fuerte voluntad de cambio parecen ser los motores detrás del apoyo a su gobierno.

Milei ha demostrado un crecimiento electoral significativo. En las PASO obtuvo el 30% de los votos, porcentaje que mantuvo en la primera vuelta para luego sumar apoyos hasta alcanzar el 56% en el balotage. Este resultado refleja una clara voluntad por parte del electorado argentino hacia un nuevo rumbo político.

El país enfrenta una pobreza estructural que ronda entre el 35% y 40%. Aunque se han registrado descensos en este índice, aún persiste como uno de los principales desafíos para cualquier gobierno. La promesa del actual mandatario es cambiar radicalmente esta situación.

A pesar del corto tiempo desde su asunción -menos de cinco meses-, muchos esperan ver resultados inmediatos de la gestión de Milei. Sin embargo, no hay país que se recupere en meses. Un ejemplo claro es el gobierno de Carlos Menem, que necesitó casi dos años para encontrar un plan económico que comenzara a resolver los problemas del país.

Es probable que veamos una baja consistente de la inflación a partir del mes de junio. A partir de allí, y con un eventual reacomodamiento salarial, podríamos empezar a evaluar el plan productivo propuesto por Milei. Pero es importante tener en cuenta que este proceso llevará tiempo y requerirá esfuerzo por parte de todos los argentinos.

El desafío para el gobierno será determinar cuánto esfuerzo demandará este cambio a la población y asegurarse de que no dejará "tierra arrasada" después del ajuste económico necesario. El cambio prometido por Milei debe valer la pena para todos los argentinos.