Improvisar, un riesgo grande como otra ola de Covid

Hay días en los que cuesta saber en qué país estamos y en qué día vivimos. Pensé que estábamos en marzo, mes para el que se espera la tercera ola de Covid que parece haberse adelantado para estos días de diciembre.

Pensé que estábamos en un país que no sufre el estrago de la inflación y del empobrecimiento creciente, sin contar con las secuelas terribles de la pandemia.

La confusión es el resultado de seguir las palabras y los hechos de los funcionarios del gobierno y de la oposición.

Repasemos algunos ejemplos. El Presidente propone cambiar la capital del país. Dijo que piensa todos los días en eso. ¿De verdad? Es un globo de ensayo, no mucho más.

El secretario de Comercio, Roberto Feletti, poco menos que celebró que la inflación de noviembre fue del 2,5 por ciento.

En el Congreso, la principal oposición, se dividió en 10 subloques en la Cámara de Diputados.

Mientras, en la provincia de Buenos Aires, Máximo Kirchner se esfuerza por ser el presidente del PJ de ese distrito.

Hay muchos más ejemplos. Lo que escasea son los planes oficiales para enfrentar este sorpresivo anticipo de la tercera ola de Covid, ahora impulsada por la variante Omicron.

Otra vez, abunda la improvisación y una carrera detrás de los hechos consumados. Ya pasamos por eso y sufrimos la consecuencia de vivir en un país con dificultades para presentar buenos resultados ante el mundo en materia de lucha contra el coronavirus.

Parecen más preocupados los argentinos de a pie que sus gobernantes. Está claro que ya no se soportará un encierro prolongado, ni medidas restrictivas que anulen la capacidad de trabajar y educarse.

Lo que no aparece, lo que no asoma es un programa superador de los viejos errores para enfrentar el nuevo desafío de otra ola de pandemia.