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29/07/2024 | 12:46
Redacción Cadena 3
Sergio Suppo
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La dictadura venezolana tiene inalterables cómplices argentinos
El 2 de febrero de 1999, en la ciudad de Caracas, juraba el nuevo presidente de Venezuela diciendo: "Juro delante de Dios, juro delante de la patria, juro delante de mi pueblo que sobre esta moribunda constitución haré cumplir, impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la república nueva tenga una carta más adecuada a los nuevos tiempos. Lo juro". Era el comandante Hugo Chávez, convertido a partir de ese minuto en presidente de Venezuela.
En ese momento había viajado el presidente Carlos Menem, Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil, Fujimori, presidente de Perú, Fidel Castro, presidente de Cuba. Ese día terminó con una noche de acto público, en la que además de lo que dijo Chávez, hubo un acto multitudinario acompañado de más de 15 presidentes de toda la región.
Desde el primer minuto se supo que Chávez iba a convertir a Venezuela en una Cuba sudamericana, en una dictadura del proletariado. Lo vimos construir esa dictadura, y aún en el día de su muerte también vimos cómo su sucesor, Maduro, trató de equiparar, y todavía hoy tratan de equiparar, la figura de Simón Bolívar con la del comandante Hugo Chávez.
Durante mucho tiempo, en la Argentina, se planteó el fantasma de que podemos llegar a ser Venezuela. Todavía hoy tenemos más inflación que Venezuela, en algún punto superamos a Venezuela, porque Venezuela expulsó en estos 25 años más de 8 millones de ciudadanos. Muchos de ellos comparten nuestras vidas hoy en la Argentina, otros se fueron a Estados Unidos, a España, en Colombia hay más de un millón y medio. Es un drama el de Venezuela, la gente es más flaca, más delgada que en el resto de Sudamérica, porque no hay comida suficiente, o no había comida en los peores periodos.
Ahora, el dictador Maduro terminó por dolarizar la economía, por eso empezó a bajar un poco la inflación en Venezuela. Un país empobrecido, y además, que en buena parte, o en buena medida, no solo su gobierno, perdió la idea de lo que es la democracia. Porque 25 años no es un ciclo político, es un ciclo histórico.
Hay una complicidad explícita del kirchnerismo con Hugo Chávez, y luego con Nicolás Maduro. Que se puede medir en millones y millones de coimas, traficados de Caracas al régimen argentino. Y al mismo tiempo, una especie de adopción de las medidas represivas que Cuba tiene y mantiene desde hace 60 años.
Han adoptado en buena medida el modelo cubano, solo le faltó eliminar la posibilidad de que haya elecciones. Y quedó este remedio de elecciones que vimos ayer. Hay que decir que el candidato presidencial que compitió contra Maduro, lo hizo después de que eliminaran a 10 candidatos posibles. O los encarcelaron, o los proscribieron. De hecho, la líder de la oposición hoy, y han pasado varios líderes en estos 25 años, no pudo ser candidata presidencial. Tuvo a último momento que poner a otro hombre.
El último dato, para tener constancia de que lo que pasó ayer fue fraudulento en todos sus términos, es que no podemos hablar del resultado. Nadie puede decir hoy en el mundo quién ganó en Venezuela. Porque el régimen ocultó los números. Y antes de ocultar los números, avisó que no iba a reconocer el resultado.
¿Qué clase de elección es una elección en la que el poder omnímodo de un régimen anticipa que no va a reconocer el resultado popular? Y luego lo oculta. Está bastante claro lo que pasa en Venezuela. Hace muchos años la región tiene un problema y un montón de cómplices, alquilados, con nombre y apellido. Que en la Argentina se llama familia Kirchner y asociados.
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