¿Qué espera Alberto para echar a Feletti?

Al secretario de Comercio, Roberto Feletti, lo único que le falta es autoacuartelarse. Ya no sabe qué hacer para desautorizar y ridiculizar al gobierno de Alberto Fernández, del que, se supone, forma parte.

Feletti entró en octubre a la secretaría de Comercio puesto por Cristina Fernández y prometiendo que se iba a comer crudo a los “formadores de precios” que, según sus teorías truchas, eran los causantes de la inflación.

Pero desde entonces la inflación no hizo más que crecer. Su primer reflejo fue inventar más teorías truchas. Inventó que en el Argentina la inflación obedece a dos causas: el aumento de los precios internacionales de los granos y los monopolios internos, que ponen los precios que se les cantan. Pero esta semana estuvo renegando con los precios de la papa, el tomate y la lechuga, que no dependen en absoluto de los precios internacionales y que mucho menos están en manos de monopolios. ¿Entonces por qué aumentan esos precios? Las teorías de Feletti hacen agua. O sea, Feletti no sabe de lo que habla. Ya sería un buen motivo para echarlo.

Después, el macho alfa de las góndolas empezó a sacarse el sayo. Y a culpar al ministro de Economía, Martín Guzmán. Dijo que no le corresponde a él frenar la inflación, sino que la inflación depende de manejos macroeconómicos de Guzmán. Mal compañero. Pésimo trabajo en equipo. Otro motivo para echarlo.

Ayer, Feletti dio otros dos pasos. Por un lado, dio por hecho que la política económica es incoherente: Dijo, textual: “Si los empresarios se sienten más cómodos con Guzmán, está bien. El tema es tener una política antiinflacionaria coherente”.

Y, por el otro, dijo algo peor: pronosticó que si Alberto Fernández y Martín Guzmán no hacen algo “esto se va a poner feo”. O sea, considera un error lo que hace el gobierno y a esta altura no se sabe si está pronosticándole o deseándole lo peor.

Lo único que le falta a Feletti es decir “me quiero ir”, como Hernán Lorenzino, aquel patético ministro de Economía de Cristina puesto por Boudou que renunció de hecho ante la cámara de una periodista griega.

Antes de que termine el día Alberto Fernández debería poner a Feletti de patitas en la calle. Pero uno nunca sabe: esto es Argentina.