Alboroto en el corral opositor

Hay que revisar el estado de la alianza opositora, Juntos por el Cambio, para observar que están lejos de estar todos juntos.

En distintas provincias, hay movimientos de dirigentes por fuera de la coalición, lo que obligó a los presidentes de los partidos a advertir que van a sancionar a los que no respeten "las reglas internas".

Este anuncio de Patricia Bullrich (PRO), Gerardo Morales (UCR), Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) y Miguel Ángel Pichetto (Encuentro Republicano Federal) suena ingenuo.

Primero, porque eso no va a frenar los intentos del kirchnerismo de sumar opositores en las distintas provincias. Eso le puede venir bien porque, así, se disfrazan de abiertos y hasta pueden disimular su condición K de origen.

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Segundo, porque a quien no está satisfecho y quiere tomar la puerta de salida no le importa que le digan que lo van a sancionar. Después de todo, va a estar afuera.

Pero hay otras circunstancias, como la que se da en Córdoba.

Más allá de que todavía no definió quién va a ser el candidato, si Luis Juez o Rodrigo de Loredo, Juntos por el Cambio tiene un obvio objetivo: vencer al schiarettismo de Hacemos por Córdoba.

Pero se topa con figuras nacionales, como Facundo Manes, que postula invitar a Juntos por el Cambio a figuras como Schiaretti y Juan Manuel Urtubey, con quienes dice compartir la urgencia de buscar una alternativa superadora a la grieta.

Manes encarna una línea que va entre los "halcones", donde se sitúa, por ejemplo, Mauricio Macri y Patricia Bullrich, y los "moderados" (o blandos, para algunos), como Horacio Rodríguez Larreta.

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¿La diferencia? Ganar e ir por todo desde el primer día. O ganar y buscar ampliar la base de sustentación.

Pero nombrarlo a Schiaretti en Córdoba le significa cuestionamientos, como ya ocurrió en otras oportunidades.

Otro punto de gran ebullición se dio cuando el candidato a la gobernación de Hacemos por Córdoba e intendente de la capital, Martín Llaryora, se fue a reunir con Macri en Buenos Aires durante dos horas.

Juecistas y radicales alineados con De Loredo hacen notar que mientras en la provincia, ellos quieren romper un cuarto de siglo de hegemonía delasotista-schiarettista, hay dirigentes que le dan aire al gobernador.

Y, por si fuera poco, Llaryora trabaja para conquistar radicales que están enojados y que no quieren ser punta de lanza de la campaña de Luis Juez.

En medio de todo, queda pendiente el dato más importante: la fecha de las elecciones. ¿7 de mayo?, ¿14 de mayo? Desde el gobierno provincial aseguran que no formará parte de lo que el gobernador hable el 1 de febrero, cuando inaugure las sesiones legislativas.

Muchos deberán contener la ansiedad.

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