Del glamour al ostracismo: Insaurralde es la mancha venenosa de la política

Las glamorosas fotos de Martín Insaurralde con Sofía Clérici terminaron con el todavía intendente de Lomas de Zamora en el ostracismo.

Ya lo sacaron de la jefatura de Gabinete de Axel Kicillof y hasta le costó la candidatura a concejal por su ciudad, ante el pedido de Sergio Massa.

La política sigue en ebullición. Y hay algunas lecturas que hacer:

1. Que Massa zafó en el primer debate de tener que enfrentar este incómodo tema. Apenas fue tocado de costado por los otros candidatos. Es difícil que, una semana después, aparezca fuerte en el debate del próximo domingo.

2. Si algo le va a condicionar el resultado electoral a Massa no son los chanchullos, grandes por cierto, de Insaurralde. De esos, debe haber decenas en el conurbano bonaerense, donde mandan viejos caciques que han hecho de sus lugares literales feudos. Y que ni siquiera viven allí: Nordelta y Puerto Madero son sus destinos de residencia favoritos.

3. El factor que le juega en contra a Massa supera el Gran Buenos Aires: la inflación y la pobreza abarcan a todo el país.

La caída de Insaurralde es una novela por capítulos. Como bien lo apunta Celeste Benecchi, seguidora de todas estas menudencias, el divorcio con Jessica Cirio se cerró el 17 de junio. Le pagó, dicen, 20 millones de dólares vía Uruguay. En dos meses, reincidió con Sofía Clérici y terminó hundido. ¿Ingenuidad o sentimiento de impunidad?

Como fuere, le puede costar a Kicillof en busca de su reelección. Fue un error para el gobernador bonaerense decir que lo de Insaurralde fue un error. No podía Kicillof ignorar lo que hacía ni más ni menos que su principal funcionario. ¿O era que Insaurralde tenía tanta autonomía como para tomarse el yate en el Mediterráneo sin que su jefe lo supiera? La pregunta encierra la respuesta. Kicillof es el mismo que creía que hacía un gran negocio con la estatización de YPF y eso nos cuesta 16 mil millones de dólares en un juicio internacional. Va la misma pregunta que para Insaurralde; ¿Ingenuidad o sentimiento de impunidad?

4. Pero mirémoslo desde otra perspectiva.

Insaurralde es hombre de La Cámpora. Estaba como jefe de Gabinete de Kicillof por una imposición de Cristina y Máximo Kirchner para controlar la gestión bonaerense. O sea, una virtual intervención a Kicillof.

Como con toda la razón lo echó y aprovechó para clausurar toda posibilidad de que lo condicionen de nuevo: hace desaparecer la jefatura de gabinete.

¿Qué pasaría si, más allá del resultado electoral, el cristinismo y su brazo político, La Cámpora, quedan maltrechos en su último refugio, que es la provincia de Buenos Aires?

Massa tiene allí su base del Frente Renovador. Podríamos pensar, entonces, que intente generar una reconstrucción del peronismo. Sin Cristina, ya sabemos, el diálogo con los dirigentes del interior puede ser más viable. Muchos están esperando la oportunidad.

Pero todo depende, claro, de que no les aparezca otra mancha venenosa. Aunque no los veamos, como Insaurralde, hay varios