Abrapalabra
27/09/2024 | 18:55
Redacción Cadena 3
Julio Perotti
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El edificio con humedad: sobre la pobreza y las falsas soluciones
Cada vez que aparecen los índices que reflejan la pobreza, tenemos dos reacciones.
La primera, agarrarnos la cabeza porque no logramos entender cómo un país rico como la Argentina tiene, en el primer trimestre de este año, 52,9 por ciento de su población bajo la línea de pobreza.
Y segundo, es quedar todos encerrados en un debate sobre quién tiene la culpa, qué medidas económicas fueron las que lo causaron y, en definitiva, poco nos ponemos a pensar en cómo se sale de esto.
Hay un planteo muy interesante del economista David Mermelstein, en su cuenta de X (@dmermel), y que fue reposteado por el presidente Javier Milei.
Se titula: “El edificio con humedad: Alegoría de la economía argentina y el drama de la progresión de la pobreza”
Este es el texto. Para reflexionar:
Había una vez un edificio antiguo cuyos cimientos se habían ido deteriorando a través del tiempo por una creciente humedad, la cual se evitaba solucionar para evitar los costos de su reparación y, por el contrario, se iba disimulando burdamente, cubriéndola con revestimientos de Durlock, posters de mal gusto y demás aditamentos baratos que cada vez duraban menos -aunque tenían muy buen marketing- y que, más pronto que tarde, dañaban aún más las deterioradas instalaciones.
El edificio, progresivamente más húmedo y venido a menos, fue encontrándose cada vez con menos espacios habitables y perdiendo estructuralmente su capacidad para albergar moradores, dejando fuera a más del 40% de quienes necesitaron alojarse durante todo 2023.
Para ese momento se volvió evidente que, de continuar con esa dinámica, el edificio no tenía más destino que el derrumbe inminente, es decir, volverse inhabitable por completo.
Al fin entonces, se hizo una votación y se definió llamar a especialistas que no siguieran colocando revestimientos sobre la humedad, sino que abordasen las causas de raíz como para no llegar al desmoronamiento completo.
Luego de un diagnóstico profundo de las averías que se fueron multiplicando por décadas, éstos se pusieron manos a la obra para quitar todos los parches y revestimientos, dejando dolorosamente expuestas las grietas en cada área del edificio y así poder encarar los arreglos. Con motivo de estos trabajos, aún más espacios quedaron transitoriamente inhabitables, pasando al 52% en promedio durante la primera mitad de 2024.
El drama que se había gestado por décadas, era más doloroso que nunca.
Pero claro, quienes reflexionaban sobre el asunto, entendían que nunca se hubiese llegado al 52% si las cosas se hubiesen atendido antes de llegar al 40% y antes del 30%, del 20% y así sucesivamente. Sin embargo durante todas esas etapas más tempranas, el marketing de los vendedores de revestimientos y demás soluciones falsas había podido más que la amarga tarea de invertir esfuerzos en arreglar los cimientos e instaurar un programa de cuidado permanente y responsable de las instalaciones.
Mientras tanto, no sin penurias, el aliciente para todos quienes necesitan de aquellas es saber que al fin se decidió virar el continuo rumbo hacia el desmoronamiento que se traía y que, al menos, se intenta encontrar otro camino que haga posible pensar en un edificio con cimientos saneados, que no solamente no se derrumbe y vuelva a albergar a todos sus habitantes lo más pronto posible, sino que también sea capaz de soportar la construcción de nuevos pisos para los que vendrán.
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En el primer trimestre de 2024 esta necesidad alcanzó al 20% de la población del Gran Rosario. La cifra surge de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que lleva adelante el Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).