El miedo, como eslogan de campaña

En nombre de una campaña electoral, no se puede decir cualquier cosa.

La situación es tan delicada que quienes gobiernan o quieren hacerlo deben tener mucho cuidado para no exacerbar ánimos que ya están en un delicado equilibrio.

¿A qué viene esto?

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Sigamos textualmente al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández:

"No puedo evitar ver el grado de locura con el cual se exhiben los segmentos que representa la derecha. Todo eso sería posible con un enorme nivel de represión que no hay país que lo tolere".

"Lo que se puede ver es quiénes van a competir contra quiénes. Vemos un grupo de gente que tiene cero formación, con vocación por el agravio y por lastimar, y lo que propone saldría únicamente por represión. Las calles regadas de sangre y muertos van a producir si tuvieran la posibilidad de ser Gobierno".

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Sí, escucharon bien: “Calles regadas de sangre y muertos”.

No es con miedo como se construye la política, y por ende la democracia.

Si pretende Fernández recuperar votos para el deprimido Frente de Todos y el fracaso de la gestión del otro Fernández, su jefe Alberto, debería concentrarse en resolver todos los problemas que están a la vista, inflación, pobreza, y básicamente lo que a él concierne: la seguridad.

Si hay sangre ya hoy en las calles, es en gran parte por su ineficiencia. Y porque, con seguridad, gasta más tiempo hablando que pensando las soluciones.