Abrapalabra
28/09/2022 | 16:20 |
Redacción Cadena 3
Julio Perotti
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En Argentina, la ley y el orden es solo una serie de TV
Escuchamos hablar mucho de anomia.
Suena a una palabra rara, pero apenas revisamos el concepto nos damos cuenta que nada define mejor la situación que vivimos en la Argentina.
Anomia es el estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales.
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Podemos agregar que aún si las normas existen, no cumplirlas nos hace dar un paso al frente en el abismo de la anomia.
En definitiva, falta de ley, falta de reglas.
No se trata de pensar desde la derecha, o desde la mano dura. Nada que ver.
Repasemos algunas situaciones en las que el Estado no está, mientras los gobernantes se entretienen pensando en su propio beneficio:
Paro en las plantas de neumáticos. No sólo se paralizan esas fábricas, las automotrices también deben frenar su producción, la gente no puede cambiar las cubiertas de sus autos, hay un tráfico de gomas que se alquilan para pasar los controles de los ITV. Un retroceso por donde se lo mire.
Ahora bien, ¿el poder de los gremialistas es directamente proporcional al daño que son capaces de causar o a la capacidad de negociar sin afectar al resto de la sociedad?
¿Por qué el Gobierno no supo, no quiso o no pudo destrabar una negociación durante tanto tiempo?
Claramente, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, le dio la razón a CFK: es un funcionario que no funciona.
Esto sienta un precedente para los otros gremios. Presionen tranquilos, porque al final se salen con la suya.
Patotas sindicales. Bloqueos a otras empresas. Ingreso violento a plantas de producción. ¿Ningún gremio va a perder su personería por permitir estas acciones? ¿Se defiende a los violentos?
Rutas y calles cortadas. La afectación cotidiana del derecho de los otros a circular y a trabajar, ni más ni menos. Acampes en lugar públicos, como modo de presión para más beneficios del Estado…
Colegios tomados. Una docena de colegios copados por alumnos en la ciudad de Buenos Aires. Padres denunciados por el accionar de sus hijos y por los daños que puedan causarse. Todas las acciones dirigidas contra el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Por detrás, una agrupación llamada “El Acostazo”, del Colegio Mariano Acosta. Casualmente, pertenece a La Cámpora que controla el Centro de Estudiantes que lideró las tomas.
El sur, tierra de nadie. Atacan a Gendarmería. Sí, a los que deben cuidar los sacan a los tiros. Usurpan cabañas. Detrás, un supuesto movimiento mapuche que desconoce al Estado argentino, pero al que algunos grupos del gobierno apañan.
Recién ahora el Gobierno nacional anunció que instalará un comando de las cuatro fuerzas federales: Policía, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Tanta anomia provocada por un Estado anémico, incapaz de devolver algo del orden perdido. Gobiernos que parecen tener miedo o defender complicidades.
Al final, sólo hay que preguntarse si no hemos llegado tan, pero tan lejos, que no tenemos retorno. Es penoso de solo pensarlo, pero a veces la realidad nos torna muy escépticos.
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