Entre disciplinados y rebeldes

La disciplina partidaria es la capacidad de un partido político para asegurar que sus miembros, especialmente en el contexto legislativo, apoyen las decisiones y políticas establecidas por el liderazgo del partido.

Esto implica un control significativo por parte de los líderes sobre sus representantes, donde la ruptura de esta disciplina puede acarrear sanciones, como la pérdida de posiciones o la exclusión de futuras candidaturas.

Todo esto está ocurriendo en los bloques de La Libertad Avanza, por ejemplo con el pedido de expulsión del senador formoseño Francisco Paoltroni.

Paoltroni cuestionó la designación de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia y la decisión del presidente Javier Milei de otorgar 100 mil millones de pesos a la Secretaría de Inteligencia de Estado cuando "no hay plata para los jubilados".

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Aunque es una atribución del bloque, senadores de La Libertad Avanza le pidieron a la vicepresidente Victoria Villarruel que expulse a Paoltroni por "diferencias irreconciliables", pero al parecer Villarruel se niega.

(Otro motivo de enfrentamiento entre la vice y las directivas de la Casa Rosada).

¿Quién está detrás de la expulsión de Paoltroni? No hay sorpresa: Santiago Caputo.

Un asesor sin cargo, pero que es quien le pidió a Manuel García-Mansilla que forme parte de la Corte, según el jurista admitió en una audiencia pública.

Primera cuestión, todo esto ratifica que Santiago Caputo mueve los hilos del gobierno como ningún ministro lo hace.

Otro caso similar, pero en Diputados, ocurrió con la mendocina Lourdes Arrieta en medio del escándalo libertario por la visita a represores.

Y aquí quiero entrar en una segunda cuestión que tiene que ver con los principios liberales.

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Para un partido político que se considera liberal o libertario, la disciplina partidaria puede tener varios efectos:

Coherencia ideológica: son estos partidos los que dicen promover principios de libertad individual y limitación del poder estatal.

Pero la disciplina partidaria puede ayudar a mantener una línea coherente en la promoción de estas ideas, evitando que miembros se desvíen hacia posturas distintas.

Estabilidad interna: una fuerte disciplina puede contribuir a la estabilidad interna del partido, permitiendo que se presenten propuestas claras y unificadas ante el electorado.

Esto es crucial en contextos donde los partidos enfrentan competencia intensa, ya que una imagen fragmentada puede ser perjudicial para su apoyo popular.

Sin embargo, la disciplina partidaria puede ser problemática para los partidos liberales o libertarios, que valoran la autonomía y la libertad de sus miembros. La presión para conformarse a las decisiones del liderazgo lleva a tensiones internas, especialmente si los miembros sienten que sus principios individuales están siendo comprometidos en favor de la unidad del partido.

La cuestión final es saber si, para un liberal, es más importante la disciplina partidaria o el pensamiento individual.

Hasta ahora, salvo que se demuestre lo contrario, los hechos hablan por si mismos.

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