Guía para una transición exitosa (si eso fuera posible)

En un marco teórico amplio, la transición política entre dos presidentes es un proceso fundamental para asegurar la estabilidad y continuidad del gobierno.

Y más todavía si se trata de dos presidentes de distinto signo, con ideologías diametralmente opuestas, como está ocurriendo hoy en la Argentina.

Todo parte de la base de que la responsabilidad inexcusable es, hasta el cambio de mando (en nuestro caso el 10 de diciembre) de quién está en el poder.

Pero hay aspectos que deben ser compartidos, según podemos recoger de los manuales políticos:

Respeto a la democracia y la voluntad popular:

Ambos líderes deben reconocer y respetar los resultados electorales como expresión de la voluntad popular. Esto implica aceptar la legitimidad del nuevo presidente electo. Aquí está claro que se ha dado. Menos para algunos supuestos movimientos sociales que prometen salir a la calle sólo porque no les gustó el resultado.

Cooperación y diálogo:

Fomentar la comunicación abierta y el diálogo entre los equipos saliente y entrante. Esto garantiza una transición fluida y permite abordar cualquier preocupación o desafío potencial.

Colaboración en la transición:

Establecer equipos de transición por ambas partes para facilitar una transferencia ordenada de responsabilidades. Este proceso debería incluir compartir información relevante, como políticas en curso, desafíos y planes futuros. Y no cuchillos bajo el poncho, pero…

Mantenimiento de la estabilidad económica:

Trabajar juntos debería garantizar la estabilidad económica durante la transición. Los cambios bruscos en las políticas económicas pueden tener impactos negativos, por lo que es importante gestionar la transición de manera cuidadosa. No está ocurriendo en la Argentina. Aquí la responsabilidad operativa es del que está, pero la generación de expectativas o preocupaciones, del que viene.

Continuidad en servicios esenciales y austeridad:

Garantizar la continuidad en la prestación de servicios esenciales y en la administración gubernamental. Esto es crucial para evitar interrupciones que puedan afectar a la población.

Frenar todo tipo de gasto inútil, en particular cuando nadie puede fingir demencia y no saber que lo que viene debe ser un ajuste fuertísimo, como conversamos ayer con Salvador Distéfano.

Un ejemplo que provoca indignación: hoy se supo que el Gobierno de Alberto Fernández prevé gastar al menos 100 millones de pesos en arreglar los jardines de la quinta de Olivos para la transición.

Nombramientos basados en la competencia:

Considerar nombramientos basados en la competencia y la experiencia en lugar de afiliaciones políticas. Esto ayuda a asegurar la eficiencia y la capacidad en la administración pública.

Esto no está pasando en el Estado nacional ni en muchas provincias: los que se van quieren dejar asegurado el trabajo de sus seguidores y hacen nombramientos masivos.

Respeto a los derechos y libertades:

Garantizar el respeto a los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, independientemente de la afiliación política. Esto incluye el respeto a la libertad de expresión y la protección de los derechos humanos. Deberían tomar nota no sólo los gobernantes sino también aquellos que argumentan peligros potenciales para armar una supuesta resistencia. Por la pérdida de sus privilegios, claro.

Educación y compromiso público:

Fomentar la educación y el compromiso público sobre el proceso de transición. Esto ayuda a la población a comprender los cambios que pueden ocurrir y a promover la estabilidad social. Demasiadas veces, y ahora está pasando, muchas señales de la política no contribuyen justamente a la comprensión de lo que está pasando.

Ética y conducta:

Mantener altos estándares éticos y de conducta durante la transición. Esto incluye evitar la corrupción y garantizar que todas las acciones estén guiadas por el interés público. Suena bien, se ejecuta poco y mal.

Preparación para emergencias:

Colaborar en la planificación y preparación para emergencias y crisis. Ambos líderes deben estar comprometidos con la seguridad nacional y la protección de la población.

Conclusión

Una transición política exitosa requiere de la voluntad de ambas partes para trabajar juntas en beneficio del país y de su población.

Ojalá así sea nuestra tan necesitada Argentina.