Historias de papel pintado

Desde La Rioja volvieron a poner de moda la palabra “cuasimoneda”.

Para memoriosos, por nuestra tierra cordobesa ya las tuvimos en su momento.

Aquí fueron Cecor, cuando gobernaba Ramón Bautista Mestre.

Fueron Lecor cuando gobernaba José Manuel de la Sota.

Eran certificados o letras.

Pero a esos papeles que teníamos en el bolsillo –y que no cotizaban al valor nominal sino que se desgajaban–, los popularizamos como bonos.

¿Por qué se emiten? ¿Por qué lo hace ahora La Rioja? Sencillamente porque no hay plata.

Una breve historia

Aunque en Córdoba ya circularon en 1995 durante la gestión de Mestre, que asumió tras la salida anticipada de Eduardo Angeloz, fue la crisis económica de 2001 y 2002 la que los extendió en casi todo el país.

En la etapa final del gobierno de Fernando de la Rúa y la primera del interinato de Eduardo Duhalde, unas 15 provincias emitieron bonos como sustitutos del peso argentino.

Si el peso valía poco, los bonos menos.

En total, se calcula que se emitieron unos 15.000 millones de pesos en cuasimonedas, lo que representaba el 7% del PBI y el 40% de la base monetaria`.

Estos bonos tenían distintos nombres, como lecor (en Córdoba), patacones, lecop, federales, entre otros, y se usaban para pagar salarios, impuestos, servicios y bienes.

Las cuasimonedas surgieron como una respuesta a la escasez de liquidez y la falta de crédito provocadas por el corralito, el corralón y el default de la deuda pública.

¿Qué puede diferenciar aquella situación de esta?

La crisis está. Y es tan o más profunda.

El problema está en el rescate. Entre enero de 2003, el gobierno nacional –primero Duhalde, luego Néstor Kirchner¬¬– las canjearon por bonos de la deuda pública.

El plan de canje implicó una quita promedio del 35% sobre el valor nominal de las cuasimonedas, y generó una reducción del endeudamiento de las provincias y una unificación monetarias.

¿Y ahora?

Al retuitear a Cadena 3 cuando informó sobre la decisión de Quintela de emitir los bonos, el presidente Javier Milei fue claro: “… a diferencia de lo que pasó en el pasado, de ningún modo van a ser rescatadas por el gobierno nacional”.

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¿Entonces para qué sirven?

Tiempo atrás lo explicaba el economista Juan Carlos De Pablo:

“¿Quién es la única persona, o institución, que no se puede negar a recibir una cuasimoneda? El que la emitió. Por ejemplo, con la cuasimoneda siempre se van a poder pagar impuestos o tasas provinciales. Esto quiere decir que si un supermercado recibe cuasimonedas es porque piensa que las puede utilizar para pagar impuestos locales o para abonarle a un proveedor que está en la misma situación”.

O sea, volverán al Estado, que si no aprovecha para acomodar sus números, sólo tendrán papel desteñido. Obra de su autoría, claro.