La avenida del medio, angosta y desierta

La polarización parece ganar todas las batallas de la política.

En Brasil, entre Lula Da Silva y el presidente Jair Bolsonaro se llevaron el 91 por ciento de los votos válidos.

El resto, 7 por ciento, entre Simone Tebet y Ciro Gómez.

Y hay un 21 por ciento de abstención.

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O sea, lo que queda fuera de la polarización es el 28 por ciento. Pero no podemos computar a todos como posibles votantes. Es probable que allí haya muchos desencantados que hayan perdido el interés por el acto electoral. O sea, se automarginaron del juego.

Hoy, ¿el escenario político argentino va en ese mismo camino?

Si preguntamos quiénes representan hoy los extremos del arco político, vamos a recoger dos nombres: Cristina Fernández y Mauricio Macri.

Es cierto que debemos esperar que Cristina defina si va a ser ella la candidata del Frente de Todos.

Hay al respecto un par de dudas:

Primero, que el alto grado de imagen negativa puede tirarla hacia atrás y no permitirle ser competitiva.

Segundo, y atado a lo anterior, que el cristinismo-camporismo se va a recluir en la provincia de Buenos Aires, con la reelección de Axel Kicillof y con Cristina de candidata a senadora, para asegurar los fueros.

Del lado de Macri también hay escollos: el más importante es la interna que debe atravesar primero en el PRO, con otros dos candidatos, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bulrrich, y dentro de la Juntos por el Cambio, con los postulantes que vienen del radicalismo, como Gerardo Morales o Facundo Manes.

¿Qué no sea alguno o ninguno de los dos ayudaría a romper la polarización?

Porque sin Cristina ni Macri es evidente que el juego se abre.

Aun así, ¿hay lugar para la construcción de una ancha avenida del medio?

Interesados hay varios: el gobernador Juan Schiaretti, por ejemplo, cuando dice que de los laberintos se sale desde arriba.

Lo mismo Facundo Manes, que reivindica a Schiaretti como socio de esa posibilidad electoral, lo cual obviamente no causa gracia en Juntos por el Cambio de Córdoba, que si algo quiere es desplazar al peronismo.

Después de las críticas a Macri, Manes quedó a contramano hasta de su propia fuerza, el radicalismo. Porque esto le deja una sola alternativa si quiere avanzar con Schiaretti: cortarse solo.

Como fuere, sigue abierto el interrogante, pero esto no debería durar mucho tiempo más. Tal vez el Mundial de Qatar actúe como freno, pero ya todos deben estar haciendo encuestas para ver si les conviene acomodarse para competir.

La avenida del medio no parece ofrecer lugar para muchos competidores. Cuanto más se profundice la crisis, probablemente más se angoste, justo cuando necesitamos más ideas para salir del pozo.