Abrapalabra
30/07/2024 | 15:33
Redacción Cadena 3
Julio Perotti
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La sociedad venezolana, ante su última batalla: la mirada de Marcos Novaro
Marcos Novaro, sociólogo, politólogo, filósofo. Nos acompaña para ofrecernos una mirada sobre la realidad venezolana.
Este es el diálogo completo:
Estamos viendo cómo la crisis venezolana se profundiza cada vez más, con violencia ya extrema, se habla de seis muertos. ¿Cuál es la perspectiva que usted ve?
Lamentablemente por ahora mucha salida no se ve. La crisis probablemente se va a agudizar en los próximos días, porque de un lado hay un régimen que se está negando a cualquier apertura no va a haber revisión del escrutinio, no van a prestarle ninguna atención a la oposición. La quieren presentar como golpista, lo han dicho de distintas maneras, y van a recurrir a la represión, que es el último recurso que tienen, pero lo controlan muy bien
Del otro lado, está la sociedad venezolana dispuesta a dar su última batalla, tratar de no ser del todo destruida por el régimen.
La verdad es de admirar que después de tantos años de control, de represión y de exilio de millones de personas, y de crisis económica, que ha vuelto a la sociedad muy dependiente del Estado, de todos modos haya millones de venezolanos que se resisten a aceptar que el régimen siga controlándolos.
Pero es una situación donde no se ve que haya ninguna salida, ni siquiera por intervención de actores externos.
Además creo que la mayor parte de los actores de la región están actuando muy mal.
En este caso, ¿cuál es el límite que tiene la oposición en avanzar cuando ese baño de sangre que prometió Nicolás Maduro de a poquito se va haciendo una realidad?
Por ahora lo que veo es que la oposición no está controlando las movilizaciones, sino que las movilizaciones se dan solas.
¿No hay un liderazgo en ese sentido?
No, claro, la gente salió sola a la calle, después María Corina Machado salió a decir que movilizaba a la gente para hoy, pero las protestas empezaron antes, espontáneamente.
La gente salió a destruir estatuas de Chávez, a ocupar las rutas y calles y plazas, y eso es difícil de controlar.
¿Qué dosis de represión va a alcanzar para frenar eso?
Los chavistas no tienen ningún problema en matar gente, lo que pasa es que hay que ver qué reacción generan. Veo muy difícil que las fuerzas militares y de seguridad se vayan a dividir respecto del recurso a la violencia. Me parece que están decididos, porque hay un control cubano del servicio de inteligencia sobre las fuerzas militares y de seguridad, que les garantizan que va a haber obediencia a la orden de reprimir.
La presión internacional parecería que no da resultado. ¿Qué hace el régimen? ¿Se queda con sus aliados, con Rusia, Irak, Cuba, Nicaragua, pero en definitiva lo que diga el resto del mundo parece no importarle demasiado, expulsa diplomáticos y sigue haciendo la suya?
Podría haber una situación diferente si toda la región se pusiera de acuerdo en una ofensiva diplomática, donde todos los gobiernos de la región le planteen a Maduro la exclusión absoluta, el aislamiento total, a menos que ceda. Pero eso no va a pasar, porque lamentablemente los brasileños en particular están acompañando a Maduro. Ese es el problema principal que ha tenido la región para plantearle exigencias democráticas a Maduro. Es que Lula siempre fue un cómplice de la situación y ahora es más cómplice que nunca. Es triste decirlo, pero Lula en los últimos tiempos se ha vuelto cada vez más parecido a lo peor de la izquierda de la región. Como decía Cardoso, es un subperonismo, es una versión degradada del peronismo, de un peronismo de izquierda antiliberal, antinorteamericano, muy nacionalista. La verdad que es horrible.
Toda la diplomacia brasileña es espantosa y lo vemos en este silencio, que es cómplice y que además no es neutralidad. El PT lo dejó en claro, se solidarizan con Maduro. Ellos están en contra del golpe de estado que quiere hacer la derecha. Mientras exista esa complicidad de buena parte de la izquierda de la región, no hay ninguna chance de que la diplomacia latinoamericana haga ni siquiera una presión mínimamente eficaz. No va a haber eso.
¿Qué podríamos esperar del papel de Estados Unidos o eventualmente de gobiernos europeos?
Los norteamericanos se equivocaron mucho con (Hugo) Chávez en los primeros años. Recordemos cuando apoyaron ese intento de golpe en 2002. Fue espantoso. Esa es la típica diplomacia del patio trasero que justificó después años y años de atropellos del chavismo. Porque los norteamericanos habían colaborado de alguna manera con ese intento de golpe en 2002. Desde entonces yo creo que han dejado de equivocarse. Pero lo que pueden hacer los norteamericanos es muy poco dado que el argumento principal de la izquierda de la región es que todas las violaciones a los derechos humanos de los chavistas se justifican por el intervencionismo norteamericano. Entonces lo que han hecho es no intervenir. Ahora uno lo escucha al secretario de Estado, Antony Blinken, y fue el más moderado que (el presidene de Chile, Gabriel) Boric, que fue muy duro con el fraude. Blinken fue muy moderado: dicen que hay dudas sobre el resultado. Están sobreactuando neutralidad. No me parece que puedan hacer otra cosa. Está también el tema del petróleo, que Estados Unidos sigue comprándole a Venezuela.
Obviamente el aislamiento eventual del régimen requiere un aislamiento económico. Eso es imposible en las actuales condiciones, donde para Estados Unidos es mucho más grave lo que pasa con Ucrania, con Israel y además en la campaña electoral local. Los demócratas no tienen chance de sobrevivir frente a (Donald) Trump si sube el petróleo. Eso es así. No van a hacer nada que pueda amenazar el precio del petróleo. A eso Maduro lo sabe y sabe que van a poder reprimir sin que los norteamericanos intervengan.
Sería lógico pensar que la única salida al régimen sea que Maduro lo abandonen las Fuerzas Armadas, lo cual según su análisis obviamente no ocurriría. ¿La única alternativa es que pierda el respaldo militar?
La experiencia me indica que con los votos y con la movilización de los ciudadanos no alcanza. Eso está claro. Eso no alcanza. En la experiencia del bloque soviético, lo que se vio es cuando vos tenés un régimen totalitario, que no es lo mismo que un régimen autoritario, el régimen autoritario es siempre transitorio. Las dictaduras militares en América latina nunca fueron regímenes permanentes. Tuvieron una pretensión de durar siempre. Los regímenes totalitarios sí, son regímenes permanentes. Son completamente diferentes. Esto es un régimen totalitario, no una autocracia simplemente. Ese tipo de régimen es muy difícil que se quiebre y se derrumbe si no es por una fractura interna. Es lo que pasó en el bloque soviético cuando los partidos comunistas se dividieron respecto de qué hacer.
Es fruto de la crisis económica, de la derrota de los rusos en Afganistán, del retraso tecnológico. Estaban perdiendo la batalla frente a Occidente en muchos terrenos a la vez. Eso quebró a los partidos comunistas del bloque soviético y explica las revoluciones democráticas desde 1989 en adelante. Es difícil que eso pase hoy porque los comunistas, los llamamos chavistas, pero básicamente es lo mismo, es un bloque comunista en la región, sostenido por el castrismo y que tiene sus expresiones en Evo Morales y compañía, tienen partidos muy disciplinados detrás. Donde se dividen, ahí entra en crisis el régimen. Es lo que pasó con (Rafael) Correa en Ecuador, es lo que tal vez pasa en Bolivia.
Si el bloque comunista que quiere sostener esta revolución totalitaria se quiebra, entonces es posible que la democracia sobreviva o se restablezca. Si no, no. Y la verdad que en Venezuela eso no está pasando. En Nicaragua menos. En Nicaragua avanzó hacia un régimen totalitario mucho más rápido que los venezolanos. Lo que los venezolanos han estado 20 años, ellos tardaron cuatro. En cuatro años eliminaron todos los frenos para un régimen totalitario. Es difícil que eso se vuelva para atrás. Tal vez duren décadas.
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