Abrapalabra
05/06/2023 | 16:48
Redacción Cadena 3
Julio Perotti
Audios
La vida (y las lealtades) por un cargo
Es increíble la contradicción: los políticos se llenan la boca con que “la política”, o sea la que hacen ellos, está “alejada de la gente”, que no responde a los intereses sociales sino a sus aspiraciones personales.
Pero al mismo tiempo lo que hacen es poner por encima sus ambiciones y se olvidan en el último cajón de la cómoda (esto es literal) los principios que, se supone, deberían respetar para ganarse, justamente, el respeto de la sociedad.
La transversalidad, como proceso político, no es nueva. Ni tampoco es en esencia mala. Pero exige una condición fundamental: compartir los principios y las ideas.
Desde el menemismo para acá hemos visto, sin embargo, casos de lo que Eduardo Lorenzo “Borocotó”, popularizó en 2005 cuando este médico mediático pasó el macrismo al kirchnerismo.
/Inicio Código Embebido/
Mirá también
/Fin Código Embebido/
Fue todo un récord: Borocotó fue elegido por las listas del PRO el 28 de octubre de 2005, y anunció su pase al kirchnerismo doce días después, aun antes de asumir oficialmente. La “borocotización” había llegado para quedarse.
Ahora bien, no hay memoria de que hayan existido tantos casos juntos como en este proceso electoral, el actual.
Radicales y macristas que se van de su alianza, Juntos por el Cambio, al peronismo. Por cargos, obviamente, que en sus fuerzas no iban a conseguir.
Alianzas cruzadas, partidos que se enfrentan en una elección, pero se asocian en otra.
Propuesta para buscar un acuerdo nacional, cuando en la provincia están enfrentados. El caso de Juan Schiaretti con Horacio Rodríguez Larreta y la bronca de Luis Juez, el PRO y el radicalismo cordobeses.
Complicado explicar toda esta mezcla. Casi imposible.
¿Por qué lo que no es bueno acá, si lo es a nivel nacional?
¿Es suficiente argumento que hay que sumar gente, no importa de donde venga, porque hay un enemigo al frente a vencer?
La lealtad a los principios o las causas puede sonar como concepto antiguo. Por desgracia, es un valor que cae bajo las garras de la política más rastrera cuando se trata de cargos. Evidentemente, ninguno de los políticos parece preparado para volver al llano.
Otto Von Bismarck, el político alemán, lo ponía en estos términos: El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación.
Claramente, digamos, lo que faltan son estadistas.
Te puede Interesar