Los políticos, enredados en las redes

Los políticos están cada vez más atrapados en las redes sociales.

Si antes la política se construía en las calles, cara a cara con la sociedad y en los medios de comunicación, hoy las redes se han convertido en el espacio preferido de los políticos, son la nueva plaza pública.

Es obvio que se recluyen allí para evitar la interpelación directa de la gente y las preguntas molestas e inquisidoras de los periodistas.

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En ese marco, Twitter es la red social en la que más circula información política.

Por allí habita lo que se denomina el “círculo rojo”, esa mezcla de gente que, se supone, toma o provoca decisiones: políticos, empresarios, periodistas, gremialistas, etc…

Es, en definitiva, la política en tiempo real.

Pero cuando las redes se convierten en herramientas monopólicas para la transmisión de los mensajes de los gobernantes, se puede pensar que, en realidad, lo que están haciendo es restringir el acceso ciudadano a determinados actos de gobierno.

Estar en las redes sociales no es obligación de nadie. En consecuencia, debería considerarse cuánta gente queda afuera de tal o cual mensaje.

Lejos de lograr la necesaria transparencia en la difusión de los actos de gobierno, una parte de la sociedad permanece a oscuras.

Que se argumente que Twitter ofrece la posibilidad de la interacción con los usuarios, lo cual es real, no es central: el 90 por ciento de los políticos y organismos gubernamentales no responden los mensajes.

La otra cuestión a considerar es la cantidad de usuarios anónimos, lo que se llama trolls, que van a Twitter a dar batallas con mensajes de odio y resentimiento.

Así que mejor tener cuidado cuando se piensa que las redes son un termómetro que refleja la temperatura de la sociedad.

Por fuera de las redes hay vida.