Nenes caprichosos: pichones bolsonaristas

El martes por la tarde, el derrotado presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nos sorprendía con un breve discurso de dos minutos, casi dos días después de perder las elecciones en manos de Lula Da Silva. Digo que nos sorprendía porque no hubo un solo reconocimiento explícito al ganador sino que habló para su propia tribuna.

Luego advertimos que eso no era otra cosa que el mantenimiento de su línea discursiva, la que llevó a lo largo de la campaña, y en la que ponía en duda los procedimientos electorales del país que él mismo gobierna.

Los oyentes recordaron inmediatamente cuando Cristina Fernández de Kirchner se negó a entregarle a Mauricio Macri el bastón y la banda presidencial, como una sana costumbre política e institucional manda.

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El bolsonarismo explícito se extiende en distintos ámbitos de la política argentina.

Es como el niño caprichoso que, cuando arma un partido de fútbol, y ve que le va a resultar difícil ganar, cambia las reglas de juego. Y si eso no le alcanza, hace un berrinche y se lleva la pelota.

Está pasando ahora mismo en San Luis lo que habíamos definido el pasado jueves 20 de octubre. Dijimos entonces que se estaba cocinando la mayor estafa política que podamos conocer: el regreso de la ley de lemas y la consecuente eliminación de las primarias.

(https://www.cadena3.com/noticia/opinion/la-mayor-estafa-politica_339799)

Es, dijimos entonces y lo ratificamos ahora, una forma amañada del sistema electoral que hace que, muchas veces, no gane el que saca más votos o la lista más votada.

Alberto Rodríguez Saá acaba de hacerlo aprobar en la Legislatura de su provincia que, de más está decir, maneja como si fuera el patio de su casa.

Como él ya no puede presentarse, está peleado con su hermano Adolfo y la herencia política que deja es, literalmente, un desastre, entonces cambia las reglas de juego.

Recordemos que en las primarias de 2017, Claudio Poggi les ganó las PASO, pero luego los Rodríguez Saá, entonces juntos, revirtieron el resultado poniendo dinero y regalando electrodomésticos en un carnaval que nunca se vio antes ni se volvió a ver después.

Ahora, insistimos sin Adolfo ni Alberto como figuras visibles, van a ver si pueden salvar el feudo. Eso sí, le mandaron a decir a un legislador propio al fundamentar el proyecto, que esto “les hará mucho bien a la democracia y a San Luis”.

Ni Bolsonaro se atrevió a tanto.