No hay paz navideña para el triángulo de fuego de la política

Ni la paz navideña es capaz de contener al triángulo de fuego de la política argentina.

Javier Milei, Mauricio Macri y Cristina Fernández están jugados a pensar más allá de las fiestas. Nada de espíritu navideño ni tregua.

Los últimos dos días fueron pródigos en definiciones.

Vayamos por parte.

Milei le dio lo que se leyó como un ultimátum a Macri: o van juntos en todos los distritos o no van juntos en ninguno.

“O vamos juntos en todos lados o vamos separados; trampas al electorado, no”, fue la tajante frase de Milei.

Esto tiene básicamente que ver con la intención de La Libertad Avanza de jugar fuerte justamente en un distrito que maneja el PRO, la ciudad de Buenos Aires, donde gobierna Jorge Macri.

Si la jugada se concreta, ese desafío libertario estaría encabezado ni más ni menos que por “el jefe”, Karina Milei.

Obsérvese el valor estratégico del distrito, que pondría a las demás provincias en un rol de actores de reparto.

Macri ni tardó en responder: Hay que “cumplir con la palabra” como lo hizo el PRO "este año” al apoyar al gobierno.

Y “ser absolutamente transparentes con el electorado y, ante todo, cuidar la República".

Esta última idea, la de cuidar la República, retumba fuerte porque si el gobierno de Milei avanza en designar como miembros de la Corte a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla por decreto, para el PRO se romperá cualquier acuerdo.

Punto y aparte.

Revisemos ahora el mensaje navideño de Cristina Kirchner, que no se privó de mezclar en el mismo texto la política con palabras poco adecuadas a la festividad.

¿Saben cómo empieza el mensaje? “Aunque parezca joda…”. Sí, escucharon bien.

De Milei cuestionó que diga que el gobierno libertario es el mejor de la historia.

Y unió a Macri y a Horacio Rosatti.

Sobre este último dijo que es "el presidente de la Corte Suprema de Justicia designado por Macri".

¿Por qué cuestionó Cristina a Rosatti? Porque dijo en declaraciones televisivas que "todo termina en la Corte", en alusión al rol del máximo tribunal en el nombramiento de Lijo y García Mansilla, los candidatos del Gobierno para llenar las vacantes la Corte Suprema.

La campaña para las elecciones legislativas del año próximo ya está lanzada.

Estaría bueno que levanten el pie del acelerador y bajen un cambio. Aunque sea por las fiestas. No es mucho pedir, ¿verdad?