Política en el recuerdo: el riesgo de la silla vacía

El Código Nacional Electoral, ley 19.945, establece que debe haber dos debates previos a las elecciones presidenciales.

Las fechas, como ya hemos dicho, están fijadas el 1 y el 8 de octubre. Y el 12 de noviembre, si hubiese una segunda vuelta.

¿Por qué se dice que son obligatorios? Porque así lo establece el mismo Código Electoral en su artículo 64:

Obligatoriedad de los debates. Establécese la obligatoriedad de debates preelectorales públicos entre candidatos a Presidente de la Nación, con la finalidad de dar a conocer y debatir ante el electorado las plataformas electorales de los partidos, frentes o agrupaciones políticas.

Y cuando se refiere al alcance de esa obligatoriedad, afirma:

La obligatoriedad fijada en el artículo anterior comprende a todos los candidatos cuyas agrupaciones políticas superen el piso de votos establecido para las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias reguladas por la ley 26.571.

En este caso, se trata de Javier Milei (La Libertad Avanza), Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio), Sergio Massa, (Unión por la Patria), Juan Schiaretti (Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad).

¿Qué sanción hay si no se presentan?

Le quitarán espacios de publicidad audiovisual, que se repartirán de manera equitativa entre el resto de los candidatos participantes.

Asimismo, el espacio físico que Ie hubiera sido asignado al candidato faltante permanecerá vacío junto al resto de los participantes, a fin de denotar su ausencia.

O sea, la silla vacía.

¿Cuándo nació el concepto de la silla vacía? Hagamos un poco de política en el recuerdo.

Era 1989. La Argentina sufría la hiperinflación durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Dos candidatos pugnaban por la sucesión: Eduardo Angeloz, gobernador de Córdoba en uso de licencia, y Carlos Menem, el gobernador de La Rioja que un año antes, junto a Eduardo Duhalde, le había ganado la interna a la fórmula Antonio Cafiero-José Manuel de la Sota.

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En mayo de 1989, el periodista Bernardo Neustadt impulsaba un debate público entre Menem y Angeloz en su programa "Tiempo Nuevo", que cada martes marcaba la agenda política nacional.

Pero Menem no fue. Y en cámara apareció solo Angeloz. Había nacido la silla vacía.

Pero al final, el 14 de mayo de 1989, ganó Menem, con 312 votos en el Colegio Electoral (no había aun elección directa) contra 234 electores de Angeloz.

En 2015, el 4 de octubre, Daniel Scioli, que era candidato del Frente para la Victoria, pegó el faltazo. Y dejó debatiendo a Mauricio Macri (Cambiemos), Sergio Massa, (UNA), Margarita Stolbizer (Frente Progresistas), Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) y Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y los Trabajadores).

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Pero ante la segunda vuelta, Scioli accedió a enfrentar cara a cara a Macri. Quedó en el recuerdo una frase recurrente de Macri: “Daniel, ¿en qué te has convertido”, para cuestionar su condición entonces de kirchnerista.

¿A qué viene toda este recuerdo?

A que en los últimos días, comenzó a circular la versión de que le están aconsejando a Javier Milei no prestarse al debate porque saben que, en definitiva, todos van a apuntarle los cañones a él.

Es muy frecuente que el que va punteando en las encuestas esquive esta instancia para no poner supuestamente en riesgo su ventaja.

El riesgo de una nueva silla vacía está muy latente.