Por qué los dirigentes peronistas se dejan trapear por Cristina

“Hay que enderezar lo que se torció”, escribió Cristina Fernández cuando anunció que quería presentarse para presidir el Partido Justicialista.

Es la misma Cristina que hacia 2018 hablaba pestes del justicialismo.

De hecho, trascendió en su momento un audio en el que hablaba con Oscar Parrilli, su mano derecha.

“Hay que armar algo más joven, un sub 40”, le decía la ex presidenta.

Parrilli la complacía: “Yo coincido totalmente, tienen que aparecer caras nuevas. Nosotros tenemos que trabajar para los que vienen, no para nosotros”.

Y Cristina sumaba:

“A los del partido los dejemos hablando solo. En absoluto vamos a ir a pelear…”.

El cierre de la charla entraba en el top ten de las groserías: “Que se suturen el o... Aparte acá (en Santa Cruz) nunca le dimos bola al partido. Nunca”.

Tres hipótesis para tratar de explicar, si es que eso fuera posible, por qué Cristina hace lo que quiere en el peronismo.

1. Síndrome de Estocolmo

Es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador o retenedor.

Así tuvo Cristina durante todos estos años a los dirigentes peronistas, a los que nunca bancó.

2. Miedo.

El destrato de la señora siempre ha sido muy áspero y por momentos de mucha violencia simbólica, como aquel diálogo con Parrilli.

Aunque en privado se quejan de que la señora se lanzó sin consultarlos, sólo Florencio Randazzo hizo público su malestar y presentó su renuncia al partido. El resto, silenzio stampa.

Lo cierto es que ella maneja los tiempos y entra y sale cuando se le ocurre.

No importa si, como en este caso, tenga muchas cuentas que rendir por el desastre que apañó y del que no se hace cargo.

3. Desconcierto.

La dirigencia del peronismo viene de palo en palo. Nunca logró colar un candidato que tuviese su mismo perfume.

Cristina fue ella y ella, dos veces. Y después les encajó a Alberto Fernández. Y más tarde a Sergio Massa, cuando había varios que habían comprado el traje.

La última pregunta: ¿cuál es hoy la base del peronismo que Cristina aspira a manejar?

La gente está dispuesta a que sea ella la contracara de un gobierno que se planta frente a la casta y que, por ejemplo, va bajando la inflación.

¿Hace falta volver al pasado para corregir errores, si los hubiera, de un presente al que la gente apostó por distinto?

PD: Disputa con tonada cordobesa

Y para cerrar, un cruce a propósito de la interna nacional entre la senadora Alejandra Vigo, del schiarettismo, el legislador kirchnerista Federico Alessandri, y el ministro Manuel Calvo, entre otros.

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