Su derecho, nuestra obligación

Día del Periodista. Gracias a todos por los saludos.

Jornada apropiada para decir que estamos contentos de haber elegido esta profesión. Claro que si lo estamos.

Pero al mismo tiempo para pensarnos y repensarnos en esta profesión en la relación con la sociedad.

Son momentos complejos para todos. Desde lo social, lo económico, desde nuestra vida cotidiana.

Son momentos, también, en los que hay fuerzas que pugnan por convertir al periodismo en un arma de lucha y control político.

O en destruirlo si no se pliega a sus designios.

Podríamos ir atrás en el tiempo y valorar cómo estaba el periodismo a lo largo de nuestra historia.

Pero hoy estamos en una era de redes, de desinformación, de mentiras, y eso claramente obliga a duplicar el esfuerzo en nuestro trabajo.

Verificar la información y evitar caer en la grieta son dos requisitos fundamentales para mantener dos valores centrales en alto: reputación y credibilidad.

Que nos podemos equivocar, claro que sí. Nos equivocamos.

Por eso, debemos aceptar las críticas y ser autocríticos y saber que si, por alguna razón, no hicimos bien nuestro trabajo, vamos a darle la razón a la sociedad para que pierda la confianza en nosotros.

Y, peor aún, le entregaremos en bandeja a los que ejercen el poder el argumento para tratar de sacarnos de circulación.

Decía el maestro Javier Darío Restrepo, un hombre que dedicó su vida a enseñar ética periodística:

"Entre el periodismo insípido de los que no se comprometen con nada y el periodismo fogoso que se vuelve propaganda, hay un camino medio: el del periodista que muestra hechos y los hace entender".

De eso se trata nuestro trabajo. De explicar los hechos con toda la amplitud posible para que la audiencia los entienda y saque sus propias conclusiones.

Ese es el derecho de la sociedad, esa a nuestra obligación.