Abrapalabra
22/12/2022 | 17:33 |
Julio Perotti
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Es un tema fuera de la agenda cotidiana. Pero puede tener implicancias en la economía, maltrecha en demasiados casos, a partir de cambios en la ecuación económica que rige la relación entre la Nación y las provincias.
¿A qué viene esto? Para hacerlo sintético y no entrar en tecnicismos: la Corte Suprema falló a favor de la Ciudad de Buenos Aires en el reclamo que presentó Horacio Rodríguez Larreta porque Alberto Fernández le había recortado fondos para pasarle dinero a Axel Kicillof y desactivar una protesta de la Policía Bonaerense en 2020.
Ahora, la Nación deberá pagarle a la administración de Rodríguez Larreta el 2,95% de la masa de fondos coparticipables, que es, sin embargo, un porcentaje menor igual que el que Mauricio Macri le había dado, mediante un decreto, a su sucesor porteño: 3,75%.
Esta ventaja que había logrado la ciudad de Buenos Aires fue el fundamento al que apeló Alberto Fernández, con el apoyo del kirchnerismo y de la mayoría de los gobernadores, para restringirle esos fondos.
Todo terminó en la Corte con este fallo a favor de Buenos Aires y que, según planteó expresamente el fallo, no afecta al resto de las provincias.
Sin embargo, la mayor parte del peronismo se alineó para cuestionar al fallo y, obviamente, a la Corte, que hace rato está en la mira de Cristina Fernández.
¿En qué está la situación hoy?
En el peronismo, nuevamente con muchos de sus gobernadores, se considera que la Corte cometió, en palabras de Kiciloff, “un atentado contra el federalismo, contra la democracia, contra la república, contra la Constitución”. O sea, de lo más grave que podría ocurrir. Pero, además, sin cuidar las palabras, trató al fallo de “inmundicia” y de “decisión partidaria”, con lo cual asocia a la Corte con la oposición, como lo hace siempre Cristina.
Alberto Fernández trata de abrazarse con los gobernadores (con 14 de ellos estuvo reunido hoy de manera presencial y virtual) para blindar sus decisiones.
Y Rodríguez Larreta que advierte que si no cumple el fallo de la Corte, habrá “una ruptura institucional” porque se afecta “el Estado de Derecho”.
Tomemos el DeLorean y volvamos en el tiempo: en épocas de pandemia, Alberto Fernández convocó una y otra vez a Rodríguez Larreta para distintos anuncios. Pero Cristina comenzó a hablar de la opulencia de la ciudad de Buenos Aires, para apuntar contra Macri y Rodríguez Larreta. Desde entonces, la actitud de Alberto Fernández cambió hasta que asestó el sablazo a la coparticipación, de lo que Rodríguez Larreta se enteró por un WhatsApp.
¿Cómo podrá destrabarse esta crisis sin esperar que la cuerda se corte? Hay una sola manera, diálogo. Pero parece que no es ese el camino que eligió la dirigencia política argentina, siempre proclive a tensar hasta el punto de la ruptura. Preocupante, demasiado preocupante, después de la alegría de la Selección y antes del clima navideño.