Yacyretá, el monumento binacional a la corrupción

En 40 años, la represa de Yacyretá, que la Argentina comparte con el Paraguay, es sinónimo de sobreprecios, obras, licitaciones, paralizaciones, más obras, anuncios, cortes de cinta, retornos, reembolsos y bolsos debidos e indebidos, adjudicaciones y más cortes de cinta.

Corre el agua, pero el paso del tiempo no cambia mucho la situación.

Hugo Velázquez debió renunciar como vicepresidente de Paraguay al ser denunciado por Estados Unidos de “corrupción significativa”.

Velázquez ve naufragar así sus ambiciones de ser candidato para presidente en las elecciones que se realizarán en el 2023.

Estados Unidos le quitó la visa.

Un comunicado firmado, ni más ni menos, que por Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, advierte que quedó incluido en el lista de personas corruptas del mundo.

Se detalla que Velázquez y Carlos Duarte, un colaborador cercano y asesor jurídico de la Entidad Binacional Yacyretá, tuvieron "participación en actos de corrupción significativos”, como el soborno de un funcionario público.

La Casa Blanca explicó que Duarte "abusó y explotó su poderosa y privilegiada posición pública dentro de la Entidad Binacional Yacyretá, poniendo en riesgo la confianza pública en uno de los activos económicos más vitales de Paraguay".

Un poco de historia de Yacyretá. Nada buena, por cierto.

En abril de 1990, Carlos Menem había visitado en Paraguay, a su colega Andrés Rodríguez Pedotti.

Al regreso, disparó una frase que quedó en la historia: “Si aquí hay un monumento a la corrupción, es Yacyretá”.

Lo de Menem traía gato encerrado: la idea de la privatización.

Por eso, propuso una paralización por seis meses, un año, con el pago de los sueldos. Finalmente, el paso a manos privadas no prosperó.

Pero la historia de Yacyretá y la corrupción no quedó ahí.

También está citada en los cuadernos de las coimas.

Precisamente, el extitular de la Entidad Binacional Yacyretá Oscar Thomas había sido citado por el chofer Oscar Centeno en varias anotaciones.

Este arquitecto misionero habría entregado dinero en bolsos en un domicilio en la Capital Federal, ubicado en la calle Juncal.

Por eso, el juez federal Claudio Bonadio lo procesó como integrante de la asociación ilícita dedicada a la recaudación de dinero de empresarios contratistas del Estado. Luego, la Cámara Federal confirmó su procesamiento por el delito de cohecho.

Thomas fue detenido el 18 de septiembre de 2018, después de estar prófugo durante 48 días.

Como será, que se ofreció una recompensa de 500.000 pesos. Cuando lo capturaron, siempre desconoció los cargos que se le imputaron.

Y, obviamente, negó haber pagado coimas a los exfuncionarios del Ministerio de Planificación que conducía Julio De Vido.