No te vamos a extrañar. Por ahora, la plaga sigue ausente, por el impacto del frío.

10° Informe de la Red

La ausencia de chicharrita incentiva la siembra de maíz

02/01/2025 | 06:26

La plaga sigue ausente en más del 97% de las principales regiones maiceras de Argentina. Según el pte. de MAIZAR, esto incentiva que vuelva a crecer el área sembrada.

Redacción Cadena 3

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Federico Zerboni (MAIZAR)

La situación de la chicharrita (Dalbulus maidis), una de las plagas más temidas en el cultivo de maíz, sigue siendo alentadora en la mayor parte del país. 

Según el 10° informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, que abarcó 425 localidades entre el 7 y el 21 de diciembre de 2024, la plaga sigue ausente en más del 97% de las principales regiones maiceras, como el Centro Norte y Centro Sur de Argentina. 

El Campo Hoy dialogó con el presidente de MAIZAR, Federico Zerboni, que explicó "la foto" de la situación actual de la plaga. 

A menos de un mes para que finalice la ventana de siembra del maíz tardío, el reporte indica que las poblaciones de chicharrita son muy bajas en las zonas donde más se cultiva el cereal, aunque recomienda mantener un monitoreo intensivo para prevenir futuros brotes.

Menos de un 3% de la plaga en las principales regiones maiceras

El informe detalla que en las principales regiones productoras de maíz, como el Centro Norte y el Centro Sur, la presencia de la chicharrita se mantiene nula en el 97% y 99% de las localidades, respectivamente. 

En los pocos puntos donde se detectó la plaga, las poblaciones fueron extremadamente bajas, con una captura de entre 1 y 4 insectos por trampa. 

A pesar de esta buena noticia, el informe hace hincapié en la importancia de continuar con un monitoreo constante, especialmente en los lotes donde el maíz ya está sembrado y se acerca al final de su período susceptible. 

Particularmente, en las zonas donde coexistirán maíces tempranos y tardíos, se sugiere intensificar las labores de vigilancia, especialmente en las cabeceras de los lotes, para detectar tempranamente cualquier aumento de la plaga y aplicar medidas de control oportunas.

Aumento en focos puntuales del NEA y el Litoral

En el Noreste Argentino (NEA) y el Litoral, el informe señala un leve aumento en la presencia de la chicharrita en localidades endémicas de Formosa, Chaco y Corrientes, especialmente en áreas donde no se realizó un control preventivo de maíces guachos. 

Sin embargo, en el 59% de las localidades de la región NEA, la plaga sigue ausente, incluidas zonas productoras clave como el este de Santiago del Estero. En el Litoral, las poblaciones de la plaga se mantuvieron nulas en el 75% de la región, pero se registraron focos concentrados de crecimiento en Corrientes. 

En estas áreas, el informe recomienda un monitoreo riguroso de los cultivos de maíz ya establecidos, dado que la presencia de maíces tempranos y tardíos podría generar nuevas fuentes de infestación para los maíces que atraviesan sus fases iniciales de desarrollo.

Situación en el NOA: controlado pero no sin riesgo

En el Noroeste Argentino (NOA), una de las regiones más afectadas en la campaña pasada, la situación parece haber mejorado. La plaga no ha crecido ni ha retrocedido desde el informe anterior, y en el 59% de las localidades no se registró presencia de chicharrita. 

A pesar de este panorama, el informe señala que los factores climáticos actuales podrían favorecer el desarrollo de la plaga, por lo que se recomienda intensificar los monitoreos en las áreas ya sembradas y tomar medidas de control de ser necesario.

Recomendaciones para continuar con el control

A lo largo del informe, los expertos advierten sobre la necesidad de mantener una vigilancia constante durante todo el ciclo del cultivo, y de actuar con rapidez en caso de detectar la presencia de la plaga. 

El monitoreo debe ser intensivo, especialmente en áreas donde ya se han sembrado maíces tardíos, que son más susceptibles al daño de la chicharrita.

Además, se subraya la importancia de llevar a cabo un manejo integrado de plagas (MIP), que combine monitoreo constante, control químico cuando sea necesario, y prácticas culturales para minimizar la propagación de la plaga.

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