Conmoción de los vecinos por el crimen de Susana Montoya: "Nadie puede morir así"

La conmoción en Córdoba persiste tras el brutal asesinato de Susana Beatriz Montoya, una jubilada de 74 años, cuyo cuerpo fue encontrado el viernes pasado en el patio de su casa en el barrio Ampliación Poeta Lugones.

La autopsia reveló un ensañamiento extremo: la víctima fue golpeada en la cabeza con un objeto contundente, estrangulada y posteriormente apuñalada en el cuello.

El informe forense indica que el asesinato fue perpetrado con un notable nivel de violencia. Se investiga si Susana había dejado entrar al asesino a la casa, debido a que no había ninguna abertura forzada.

La Policía encontró un mensaje en una pared que decía: "Los vamos a matar a todos, HDP", lo que ha llevado a los investigadores a considerar que el crimen podría estar relacionado con el entorno cercano de la víctima.

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Fernando Albareda, uno de los hijos de Susana, expresó en diálogo con Cadena 3 sus sospechas sobre un posible vínculo con la Policía, recordando que su padre, el subcomisario Ricardo Fermín Albareda, fue desaparecido en 1979.

"Volvieron los 70, esto es culpa del negacionismo", afirmó, sugiriendo la existencia de una "patota policial" en Córdoba. Sin embargo, la investigación actual no ha encontrado evidencias que respalden esta teoría y se centra en el entorno cercano de la víctima.

Los investigadores también están indagando en la posibilidad de que el asesinato esté vinculado a una indemnización de 76 millones de pesos que Susana iba a recibir del Gobierno de Córdoba.

Desde que se conoció el crimen, el barrio Ampliación Poeta Lugones no sale de la conmoción. Una vecina expresó su horror ante el crimen y sostuvo en contacto con Cadena 3 que "ninguna persona puede morir de la forma tan agresiva que ha muerto", y comentó sobre la extraña situación de las puertas y ventanas cerradas en la casa de la víctima justo antes del ataque.

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"A mí lo que me llamó la atención fue que estaban las puertas y las ventanas cerradas herméticamente como están ahora, el día jueves dejan abierta la puerta de reja de atrás, que ella nunca dejaba abierta. Y estaba cerrada la puerta de adentro. Me llamó la atención, es muy raro que pase eso", dijo la vecina.

Y añadió: "El viernes, cuando viene el hijo, yo estaba atendiendo a una paciente, y sentí, ''mamá, abrime la puerta, abrime la puerta''. El hijo lloraba y no podía entrar a la casa, no tenía llave. Él me contó que el lunes la habían llevado a Susana al médico. Lo que también me llamó la atención fue que el jueves a la noche sacan los residuos en una bolsa negra de esas de súper y la ponen sobre el árbol, yo saqué la mía, pero yo digo, bueno, habrá habido alguien ahí". Se presume que ese día la mujer fue asesinada.

El hijo de Susana, Ricardo, que vivía con ella, se encontraba fuera de la ciudad por trabajo en el momento del crimen. Fernando, el otro hijo, se asomó por el techo al llegar y encontró a su madre sin vida, esperando una hora en la puerta hasta que su hermano regresara con la llave para ingresar a la casa.

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Informe de Juan Federico.