Furor en las redes
23/05/2022 | 06:00 | Es de España, pero cuenta con más de medio millón de seguidores de todo el habla hispana. Su primer libro, "Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo", llegó a la Argentina tras 10 años de su publicación.
Redacción Cadena 3
Elvira Sastre es la poeta y periodista segoviana que la rompe en internet: solo en Instagram cuenta con más de medio millón de seguidores y más de 20 libros en su haber.
Tiene apenas 30 años, pero hace más de 15 que escribe. Lo que empezó en su blog Relocos y recuerdos, que aún hoy se encuentra activo, decantó en un fenómeno editorial y de redes sociales en todos los países de habla hispana.
Su primer libro, "Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo", llegó a la Argentina tras 10 años de su publicación en España
Tres peomas del libro:
Dejé poesía en el tintero
y saliste tú
Quisimos jugar
a hacer del invierno
una excusa para quitarnos la ropa
y terminamos haciéndonos la cama,
un día,
y otro,
y otro,
y ya era primavera en nuestra cara.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Intentamos
dejar de mirarnos
anteponiendo nuestros miedos
a las ganas,
pero entonces nuestros ojos
se encontraron con todos ellos
cruzando la calle,
de la mano,
y no volvimos a verlos.
/Inicio Código Embebido/
Mirá también
/Fin Código Embebido/
Pretendimos
controlar cada latido,
pausar el pecho cuando se hacía de día,
malgastar el corazón a la primera
para no dejar poesía en el tintero.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/Dormimos dándonos la espalda
en vez de las buenas noches
en un intento
de matar al amor,
pero nos levantamos sin ropa
envueltas en un abrazo desnudo
que seguía el compás
de un beso con lengua entre dos bocas
llenas de ternura,
y aquel despertar
fue como abrir la ventana
y el corazón con ella.
Simulamos
anteponer la carne al cariño,
reducirnos a cuatro manos
llenas de polvos mágicos,
regalarnos un par de noches
y bailar con el amor en otras camas.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Pero entonces nos descubrimos
buscando nuestra cara por la calle,
el café de media tarde
empezaba a saber a un día entero
entre las mantas de tu cama,
desaprendí a dormir
si tu voz no me decía esa noche
que el día siguiente nos veríamos,
todas las paredes de mi casa
protestaban por tu ausencia
y cada reparo comenzaba a diluirse
por las paredes de mi espalda
cada vez que me acariciabas el pelo
y me decías que besarme
era como tocar una nube.
Y entonces yo,
en vez de bajarte el cielo,
te subí a él.
Nos quedamos aquí,
te dije.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Seamos una estrella
que se cumple.
Nunca tuve tantas ganas
de ponerle a mi rutina tu nombre
como ahora.
Es como añadirle una exclamación
a un puñado de frases corrientes.
Irene
¿Sabes eso de abrazar a alguien y sentir
que el entrelazamiento es perfecto? Que no sobran manos,
que el tamaño de los brazos es el ideal, incluso la altura de los corazones se ajusta y parece que todo se resuelve en un latido.
Pues algo así eres para mí:
la compenetración perfecta, la cara de todas mis monedas
y en quien pienso cuando alguien habla de la suerte
—qué sabrán ellos de la suerte si no te conocen—.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Cómo explicarlo,
nunca me ha asustado llorar porque tú siempre estás.
Eres todos los peros que pongo a mis miedos.
Y si soy valiente
es porque en cada paso que doy mi meñique va enlazado al tuyo, y si me caigo
siempre es sobre tus manos, y se está tan a gusto en ellas.
/Inicio Código Embebido/
Mirá también
/Fin Código Embebido/
Sí, la vida es complicada, a veces se pasa de triste,
pero yo veo tus hoyuelos cuando sonríes así, como si trataras de llevarme a tus mejillas,
y te juro
que entiendo a los poetas cuando hablan de amor.
Me quedo pensando
qué diablos hace el mundo tan enfadado, tan ciego,
por qué da tanto miedo enamorarse, cómo puede haber gente que prefiera caminar con la luz apagada,
si solo hay que abrir los ojos y verte para llenarse de luz
y de la hostia de belleza que supone mirarte. Y luego,
cuando te vas
—que es cuando se puede mirar a otro sitio—, contemplo al cielo hacerte reverencias,
a las aceras bailar al ritmo de tus pasos, a la mirada de la gente llenarse
de brillo e interrogación
—entiéndelos,
verte es lo más parecido a soñar
que se puede hacer con los ojos abiertos—, y a las sonrisas empañarse
para escribirte ojalá todas fueran como tú
en el vaho de tus huellas
por si consiguen que les mires de vuelta. En definitiva,
contemplo al mundo enamorarse de ti, y el amor,
es decir,
la vida cobra sentido.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
A veces
me gustaría salvarte de todo lo que hiere, fosilizar tus lágrimas
y cortar el alma
de todo aquel que se atreva a romperte. Pero, amor,
es que eres tan guapa,
hasta cuando te golpea la rabia y no entiendes qué pasa;
es que es tan bonito verte levantar, contemplarte sobrevivir
y ver cómo te rescatas a ti misma; es que el universo
tiene tanto que aprender de tus cicatrices y tu forma de sanar los daños
que sería egoísta por mi parte privarles de tu parte frágil.
Porque, amor,
la única verdad es que
tienes los ojos más valientes del mundo
y el mundo es más valiente cuando te mira a los ojos.
Y yo te quiero,
no porque siempre estés conmigo, para mí,
y por mí,
no porque sea imposible no hacerlo y se dispersen mil motivos,
todos ciertos,
por las manos al pensarlo,
sino porque has nacido para que te quieran y yo he nacido para quererte,
con todo el alma y toda la piel, toda mi vida.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
Me sobra la poesía
Me sobró el resto
desde el primer beso.
Amor,
a mí desde que estás
me sobra amor por los cuatro puntos cardinales
de este país que no quería ser conquistado
y acabó enamorado de tu bandera.
Se me han roto las brújulas
y ahora mire donde mire
solo
estás
tú,
y un trozo de mar conjugado en futuro
y un beso en cada ola de tu marea
y varias frases cosidas a tu frente
para que leas poesía cada vez que te mires al espejo.
De igual manera
que me sobran las manos cuando no estás
y tengo demasiados latidos
para tan poco pecho
—aunque me hayas
hecho el corazón más grande que la pena—,
del mismo modo
que mis pies pierden el ritmo
cuando no van a tu casa
—el aire solo se mueve
cuando tú bailas—
y el cartero me pregunte por ti
de tanto escribirle tu nombre…
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/
De igual manera,
me sobran las formas
y las excusas
y las palabras,
me sobra hasta el silencio
y el eco de las estaciones,
me sobra el pasado
y la tristeza
y los poemas,
me sobra la ciudad
y los enamorados que cabalgan sobre ella,
me sobran las mentiras
—menos esas que consiguen
que te quedes un ratito más—,
me sobran todos los besos llenos de tinta
y todas las palabras manchadas de saliva,
me sobra tu casa
y la mía
y las noches que duran días,
me sobra esta bendita paz
y esta ausencia de ruidos
que me has regalado,
me sobran mis dedos
y mis sueños
y mis dedos que te sueñan
y mis sueños con tus dedos,
me sobra el miedo
y los callejones
y la luz,
me sobran las huellas
porque me sobra el camino.
Desde que estás
me sobra todo lo que tengo
—me sobra hasta lo que no tengo—
porque tú me das todo.
Mi vida,
desde que estás tú
lo único que me falta
es la muerte.
Y no la echo de menos.
Te puede Interesar
29 de abril
Nació un día como hoy y fue una de las grandes voces de la generación del sesenta.
Creer o reventar
"¿Qué es eso?", se escucha decir por un de los testigos del momento fantasmagórico. El video se hizo viral en redes sociales rápidamente.
Violencia escolar
Fue en un colegio de Río Segundo, Córdoba. La mujer negó a Cadena 3 que el chico tenga autismo. Señaló que hubo reiterados pedidos de ayuda de su hijo.