Turismo en la naturaleza
04/01/2022 | 12:10 | Grandes mantos de sal regalan imponentes paisajes a lo largo y ancho del país. Tienen hitos naturales e historias curiosas. Algunos son privados y requieren guías especializados.
A lo largo y a lo ancho de su extensión, Argentina tiene la más variada oferta de paisajes. Desde montañas y ríos, hasta playas de aguas turquesas.
Una de esas maravillas son los salares que se ubican en todo territorio. Se trata de lagos salados, hoy desaparecidos por acción del sol y la evaporación. En esta oportunidad te presentamos tres.
1. Salar de Arizaro en Salta
Foto: Wikipedia
Situado a más de 3000 metros sobre el nivel del mar y con 1500 kilómetros cuadrados de superficie, es el más grande de Argentina y el tercero más grande del mundo.
Uno de sus atractivos más importantes es el “Cono de Arita”, una formación compuesta por sal y roca volcánica, situada en el extremo sur del salar. Tiene una altura de 200 metros, 800 metros de diámetro y un perímetro de 2, 4 kilómetros.
Tolar Grande es la puerta de entrada para hacer la excursión que permite conocer esta maravilla. Se trata de un pueblo emplazado en el corazón de la Puna salteña, que se encuentra a 380 km de la capital.
El salar de Arizaro es una belleza digna de admirar en silencio, contemplando la inmensidad en lo alto de la Cordillera Andina.
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2. Salinas del Gualicho en Río Negro
Foto: Buena Vibra
Este manto de sal se encuentra a 60 km al oeste de Las Grutas. En términos de producción de sal, es el segundo más grande de Sudamérica y el tercero del mundo. Al llegar, impacta encontrarse con una alfombra blanca que tiene desniveles que alcanzan hasta los dos metros de alto.
En su interior hay un museo, y uno de sus principales atractivos es el halo de misterio que rodea el salar. Con el paso de los años, se fue rodeando de leyendas y mitos que le dieron un tinte entre misterio y tenebroso, del que toma su nombre.
Es un territorio privado, con lo cual solo se puede acceder a través de la visita de un guía especializado. Por los colores que pintan el cielo, es ideal para ir a ver el atardecer, e incluso para avistar estrellas durante la noche.
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3. Salina de la Laguna Verde en Catamarca
Foto: www.sauval.com
Una hermosa salina a 4.100 metros sobre el nivel del mar. Una de sus particularidades son las cuatro lagunas que hay en su interior y que espejan el suelo, una de ellas de aguas color verde esmeralda.
El paisaje se completa con siete de los doce volcanes que hay en la zona, rodeando las 4 lagunas. Estos forman parte del cordón montañoso que nos separa de Chile. Una belleza que roza el surrealismo y que pone a prueba todos los sentidos de quienes los visitan.
Se llega desde Tinogasta, siguiendo la ruta de los Seismiles, cerca del paso San Francisco, que conecta Catamarca con Chile a través de la RN 60.
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