Escapadas en Córdoba
07/02/2022 | 09:43 | Se trata de Viva la Pepa, un lugar imperdible en La Cumbre. Su dueña, Josefina San Román, es la pastelera y el alma detrás de cada detalles. La especialidad son las tortas y las meriendas.
Por Agustina Airut
Fotos Carola Cinto
Quienes hayan estado en las Sierras Chicas, habrán escuchado alguna vez de Viva la Pepa, una casa de té montada en un antiguo vagón de tren con vistas únicas de La Cumbre.
Casi sin querer y sin un destino definido, un vagón de tren adquirido en un remate en la provincia de Buenos Aires 25 años atrás, llegó a La Cumbre y se instaló en el mismo lugar en el que se encuentra hoy. La historia la cuenta Josefina San Román, la mente creadora de Viva La Pepa, la casa de té que todos quieren conocer.
“Mis papás lo compraron porque les gustó y lo pusieron acá cuando compraron este terreno. Lo pensaron más que nada como casa de huéspedes. También fue el taller de enmarcación de mi mamá”, repasa Josefina.
Cansada del ajetreo de la Gran Ciudad, llegó a Córdoba y desembarcó en La Cumbre con esta original propuesta. “Yo soy de acá. Me fui a Buenos Aires a trabajar, allá era pastelera. Pero me cansé. No quería vivir más allá y me volví. Ahí es cuando decido abrir Viva La Pepa”, cuenta.
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La historia comienza con Hilando Fino, la vistosa casa de decoración que está al lado de “Viva la Pepa”, en el mismo predio. Con el vagón ya instalado años atrás, abre la casa de té. "Mi mamá vendía sábanas y ese tipo de cosas en su casa. Después se dio la oportunidad de abrir el local y agregó cosas de decoración. Ahí se suma mi hermana al proyecto y hoy están las dos con Hilando Fino", cuenta Josefina.
En un comienzo, Viva La Pepa sólo estaba abierto los fines de semana. Durante dos años, Josefina estuvo yendo y viniendo. Con el correr del tiempo, cada vez más personas querían conocer la novedad. “Me di cuenta que para que funcione yo tenía que estar acá. Y ahí decidí volverme definitivamente”. En temporada alta, está abierto todos los días, de 10:30 a 21.
Viva la Pepa tiene una extensa carta de té en hebras. A eso se suma una propuesta pastelera excepcional: tortas, tartas, budines, cookies, brownies, muffins, medialunas, y un cheesecake de maracuyá que todos quieren degustar. También hay picadas para quienes vayan en busca de algo salado. Hay opciones para celíacos y para quienes no consuman productos de origen animal.
El lugar tiene una parte cubierta y también mesas, camastros y sillones afuera para disfrutar de las vistas y del aire libre. El paseo se completa con el paso por Hilando Fino, la exclusiva casa de decoración que está al lado.
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