Un moderno museo con un jardín que encanta en La Cumbre

Por Agustina Airut
Fotos Carola Cinto

La Cumbre es refugio de muchos artistas que deciden alejarse de los ritmos vertiginosos de las grandes ciudades. Tal fue el caso de Miguel Ocampo, quien se estableció en esta ciudad a comienzos de la década del '80. Conocía el lugar porque solía pasar cada uno de sus veranos en este rincón de Córdoba. Uno de los motivos que tuvo que ver con su mudanza fue que su amigo, Manuel Mujica Lainez, le presentó a Susana, la mujer que lo acompañaría en los últimos 40 años de su vida.

Miguel Ocampo estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires. Una de las características de su obra es que las herramientas de su profesión fueron fundamentales para desarrollar su arte. También fue artista plástico y agregado cultural, actividad que desarrolló en ciudades como Roma, París y Nueva York entre los años 1956 y 1974.

La sala de exposiciones, inaugurada en 2007, fue construida junto a la que fue su casa. Visitarla es experimentar un encuentro entre el arte y la naturaleza. El ingreso encanta con un frondoso jardín con una leve pendiente que conduce hasta el ingreso.

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El edificio, de calicanto y hormigón, contrasta con el verde estridente. La estructura es simple, minimalista: una sala principal, donde está exhibida parte de la obra del artista, se complementa con otra menor a donde se observan algunas piezas llamativas de su obra. En el hall de ingreso, se pueden adquirir algunas láminas para llevar de recuerdo, y disfrutar de un video en el que se puede ver a un artista parsimonioso, hablando y contando algunos detalles de su trabajo. Un espacio que nada tiene que envidiarles a los grandes museos europeos.

Miguel Ocampo no hablaba mucho de su vida, con lo cual, a través “Intuiciones”, se busca hacer una lectura y darle marco a su obra para honrar su legado. La muestra fue curada por María José Herrera, quien trabajó más de 20 años como directora del Museo Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires. Junto con una de las hijas, tuvieron la idea de relacionar dos etapas pictóricas: la de los ’60 y su etapa descriptiva del paisaje. Entre una y otra, hay cierta conexión dada por la mano del artista creador.

Su obra pasó por distintos momentos. En los ’50 se abocó a la abstracción. Progresivamente pasó al arte concreto, sensible y luego a figuras más aisladas y pequeñas. Ya en el '78 empieza una etapa descriptiva del paisaje, aunque no abandona el gusto por la abstracción ni lo efímero. Sus últimos 5 años pictóricos y de vida, se vuelca al color por el color mismo, sin el soporte de la forma.

El museo está ubicado en calle José Hernández, en la Cumbre. Este año el artista cumpliría 100 años y, para coronar el acontecimiento, “Intuiciones” se presentará en el Museo Emilio Caraffa en la ciudad de Córdoba en el mes de marzo.

Horarios: vienes, sábados y domingos, de 11:30 a 13:30 y de 18 a 20:30
Precios: $400 para adultos y menores gratis.

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