Instituto logró un triunfazo ante Atenas en un vibrante clásico cordobés

El clásico cordobés volvió a encender las pasiones en el Ángel Sandrín, donde Instituto se impuso a Atenas en un duelo vibrante por 84-73 y que mantuvo en vilo a una hinchada gloriosa hasta el último segundo. 

El equipo de Lucas Victoriano, fiel a su estilo, salió con el pie en el acelerador y cerró la noche con una victoria que desató la euforia en Alta Córdoba.

Nicolás Copello fue la figura del clásico con 21 puntos y 5 triples con un 50% de efectividad desde esa dimensión.

Tras este triunfo, Instituto se recuperó de la derrota que había sufrido el pasado martes ante Independiente de Oliva.

Mientras que, Atenas no pudo estirar la racha que tenía de tres victorias al hilo. 

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El duelo fue parejo de principio a fin. "La Gloria" encontró en el arma de tres puntos su mejor aliado, ante la gran defensa de Atenas en la llave, mostrando un poderío físico ante la ausencia de Javier Saiz en Instituto y la floja tarea de Emmitt Holt e Ítalo Honorato, el refuerzo brasilero que solo estuvo cuatro minutos en cancha. 

En ese sentido, tanto Copello como Leandro Vildoza fueron claves para destrabar un partido muy trabado y bien caliente, como todo clásico.

Para "La Gloria" significó su sexto triunfo al hilo ante Atenas, demostrando el poderío de los últimos años. Sin embargo, este clásico tuvo una tónica diferente y en ningún momento el conjunto de Alta Córdoba logró dominarlo. 

El partido

El arranque fue un monólogo albirrojo. Con un parcial de 6-0, coronado por una volcada espectacular de Bautista Lugarini, Instituto dejó claro que no había lugar para especulaciones. 

Nicolás Copello y el eterno capitán Leandro Vildoza se adueñaron de la escena, dominando el juego y levantando a un Sandrín que rugía con cada acción. Sin embargo, Atenas no se dejó intimidar: Lucas Arn y Leonardo Lema encendieron la chispa en la visita, revirtiendo el marcador para cerrar el primer cuarto 23-22 a su favor.

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El segundo capítulo mostró a un Instituto resiliente. Nicola Pomoli emergió como la llave para destrabar el cerrojo defensivo de un Atenas que apretó los dientes y limitó el goleo. Carlos Buendía aportó destellos de calidad, pero el Glorioso, semifinalista de la Champions, mantuvo la ventaja y se fue al descanso arriba por 42-38.

Tras el entretiempo, el Sandrín se transformó en una caldera. La hinchada albirroja, llenando cada rincón del estadio, empujó a su equipo con un aliento ensordecedor. Emmit Holt y Luciano Guerra comenzaron a inclinar la balanza, rompiendo la paridad que había marcado el trámite. Pero Atenas, fiel a su historia, no se rindió: Lucas Arn, ex Instituto, y Nakie Sanders volvieron a igualar las acciones e incluso pasaron al frente por momentos, haciendo temblar las tribunas.

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El desenlace fue para el infarto. Cuando el cansancio empezó a pesar en las piernas del equipo de Gustavo Peirone, Instituto sacó a relucir su jerarquía. Nicolás Copello y Leandro Vildoza, con bombazos desde el perímetro, encendieron la mecha de la explosión final. Cada triple fue un golpe al corazón de Atenas y un grito de desahogo para la gente, que deliró con el cierre. El marcador final no importó tanto como el éxtasis: la fiesta, una vez más, quedó en casa.