El modelo que mira el mundo
13/04/2023 | 09:51
Redacción Cadena 3
Marcos Calligaris
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Cadena 3, en el barrio que fuera el más peligroso de El Salvador
Llegué a La Campanera, un barrio que solía ser la colonia más peligrosa de El Salvador, ubicada en el municipio de Soyapango. El estigma que pesaba sobre esta comunidad comenzó a desvanecerse por las políticas del presidente Nayib Bukele, quien decidió "liberar" el barrio y combatir a las pandillas que lo dominaban.
Un cambio en el aire. Caminando por las calles de La Campanera, noté una atmósfera muy diferente a la que recuerda su comunidad. Hoy, las fuerzas de seguridad y militares patrullan las calles, en lugar de los pandilleros de las maras. Este cambio radical en el control del territorio ha llevado a una disminución significativa en la violencia y ha proporcionado una sensación de seguridad palpable en cada vereda.
El régimen de excepción: clave en la transformación. Hace un año, el presidente Bukele implementó un régimen de excepción en La Campanera, lo que permitió llevar a cabo medidas concretas para apresar a los pandilleros y cambiar las reglas del juego. Este enfoque ha sido fundamental en la transformación del barrio y ha contribuido a que El Salvador tenga hoy uno de los índices de violencia homicida más bajos del continente.
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Para comprender cómo ha cambiado la vida en La Campanera, hablé con varios residentes y un policía local.
Una madre que nunca abandonó su hogar. Celia, madre y residente de La Campanera, compartió sus experiencias de vivir en este barrio antes y después de la implementación del régimen de excepción. A pesar de las dificultades y la violencia que enfrentaron, ella y su familia nunca abandonaron su hogar.
Una vida transformada. Celia me contó cómo ha mejorado la vida en el barrio en los últimos meses: "Ahora se sale más tranquilo. Uno puede salir a jugar sin miedo a que vaya a pasar algo", afirmó, mientras dibujaba un hombrecito sobre un papel.
El temor a la violencia y el poder de las pandillas. Antes del régimen de excepción, la joven recordó la tensión y el miedo que se vivía en el barrio debido a la presencia de pandilleros: "A veces no podíamos estar tranquilos porque de repente ellos salían corriendo porque la autoridad los venía siguiendo. Entonces aquel miedo que se sentía era que uno no podía estar tranquilo aquí".
La supervivencia y la adaptación. Al ser consultada sobre si los pandilleros solían meterse con los vecinos, Celia, quien estudió enfermería, explicó que la clave para sobrevivir era evitar problemas con ellos: "No, ahí quizás uno sabe en lo que anda. Si no te metías con ellos, no pasaba nada".
La importancia del régimen de excepción. Celia expresó su apoyo al régimen de excepción y su preocupación por si se revoca en algún momento: "Pues la verdad sí, ha sido para bien, aunque tememos que en algún momento lo quiten".
El apoyo de la comunidad al presidente Bukele. La joven también mencionó que el mandatario se ha ganado la confianza del pueblo y comentó sobre las denuncias de derechos humanos: "Está haciendo lo correcto para la población, pero sí es verdad que en la volteada cayó gente inocente".
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Alejandro, un oficial de Policía en La Campanera, compartió su perspectiva sobre la situación en la comunidad antes y después de la intervención de las fuerzas de seguridad y el Ejército.
El miedo a las pandillas antes de la intervención. "Antes incluso nosotros nos sentíamos un poco intimidados, de cierta manera, porque estábamos rodeados de esas personas, de esos sujetos que estaban vinculados con todas las pandillas", recordó Alejandro. Me habla desde la puerta de la comisaría, que ocupa lo que antes fuera una panadería manejada por pandilleros y utilizada para planear sus crímenes.
Un cambio en la percepción de seguridad. El oficial destacó cómo la intervención ha cambiado la percepción de seguridad en la zona: "Hoy en día todo ha cambiado. Nos sentimos respaldados por el régimen, porque hoy ya no hay quien ande engrandecido, diciendo: 'Ah, voy a hacer esto porque me respalda tal persona de la pandilla'".
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El impacto del régimen de excepción en las pandillas. Alejandro explicó cómo el régimen de excepción ha afectado a las pandillas y su capacidad para operar en la zona: "Toda persona hoy que tenga un tatuaje -pandillero-, pues ya comete un delito. Si vos encontrás a una persona con un tatuaje alusivo a la MS-13 o a la pandilla 18, se lo detiene, es delito tener un tatuaje alusivo".
La colaboración de la población en la lucha contra las pandillas. El oficial destacó también la importancia del respaldo de la comunidad: "Hoy, la gente, si ven a alguien sospechoso o algún vehículo o lo que sea, rápido dan aviso a la Policía".
Trabajo conjunto entre la Policía y el Ejército. Alejandro describió cómo la Policía y el Ejército trabajan juntos en caso de recibir una denuncia: "Nosotros hacemos verificación, durante el día, porque es poco el personal que vemos aquí destacado por turno. Pero si por la noche el panorama es más complicado, entonces solicitamos apoyo de ellos (el Ejército)".
La necesidad de mantener el régimen de excepción. "Esto debería prorrogarse el tiempo que fuera necesario. Porque hay muchas personas que siguen afuera queriendo ser pandilleros y los andamos buscando", agregó el oficial.
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Otra residente de La Campanera nos compartió su experiencia sobre cómo ha cambiado la vida en el barrio.
El ambiente. Raquel me contó cómo ha cambiado el ambiente del barrio desde que las fuerzas de seguridad y militares tomaron el control: "Antes había mucha violencia, balaceras, asesinatos, pero ahora todo está muy tranquilo. Los niños pueden jugar en las calles y nosotros podemos salir sin miedo", aseguró, mientras preparaba tortillas para vender.
La esperanza de un futuro mejor para los niños. Raquel expresó su esperanza de que el cambio en La Campanera brinde un futuro mejor para los niños del barrio: "Yo tengo hijos, y quiero que ellos puedan crecer en un lugar seguro, sin tener miedo de ser reclutados por las pandillas o ser víctimas de la violencia".
La participación de la comunidad en el cambio. La mujer resaltó también la importancia de la participación de la comunidad en el proceso de transformación del barrio: "Todos tenemos que colaborar para que La Campanera siga siendo un lugar seguro. Si vemos algo sospechoso, tenemos que denunciarlo. También tenemos que enseñar a nuestros hijos a no caer en las garras de las pandillas y a buscar un futuro mejor".
La importancia de la educación y las oportunidades. Raquel expresó la necesidad de brindar oportunidades a los jóvenes para alejarlos de las pandillas: "El Gobierno debe invertir en nuestras escuelas y en programas para los jóvenes. Si les damos una buena educación y oportunidades para progresar, podrán tener un futuro lejos de la violencia".
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A muy pocos metros de un barranco que supo funcionar como cementerio o lugar de ejecución de las pandillas, me topo con un Joaquín, un niño de 15 años, que me contó alegremente los cambios que presenció.
La nueva vida en la colonia. "Antes la situación aquí era realmente difícil, pero ahora todo ha cambiado. La colonia no está como antes, de hecho, muchas más personas vienen a visitarla y los vecinos pueden llevar una vida más normal", aseguró con llamativa madurez.
También narró cómo, en el pasado, se sentía obligado a quedarse en su casa para evitar situaciones peligrosas: "Solía estar encerrado en mi casa sin salir, como precaución para no involucrarme en problemas. Pero ahora, ya no hay peligros y puedo salir a disfrutar de mi tiempo libre", contó.
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La lucha continúa. Mi recorrido por La Campanera me mostró una comunidad que ha logrado superar la violencia y el miedo que la caracterizaban en el pasado. Sin embargo, también es evidente que la lucha no ha terminado. Los residentes y las fuerzas de seguridad siguen trabajando juntos para mantener la paz y la seguridad en el barrio.
Al mismo tiempo, resuenan los reclamos de distintas organizaciones por presuntas violaciones de derechos humanos en el marco de la aplicación del régimen de excepción por parte del Gobierno.
Una delgada línea separa la implementación de mano dura y la vulneración de derechos fundamentales.
(Los nombres verdaderos de los residentes han sido cambiados para proteger su seguridad),
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