Autos e historias
18/04/2020 | 15:21 | Consolidado como profesional, el santafesino consigue nuevas victorias y el campeonato de Turismo Mejorado. Gana la "Vuelta del NOA", pero abandona en el Gran Premio. Debuta en MAF1, 5° en las #500.
Los años '60 fueron especiales para nuestro deporte en todo el mundo. La industria crecía y lo arrastraba, nuestro país no era la excepción. Es más, era una verdadera potencia en automovilismo. Todas las carreras gozaban de multitudinarias convocatorias y los grandes medios del país se volcaban a satisfacer la sed de conocimiento del público sobre el deporte mecánico de sus pasiones.
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El auto como símbolo de estatus y las carreras como desafío al peligro -absolutamente real, por cierto- llevaban a cientos de miles de jóvenes a perseguir sueños de estar en una competición detrás de un volante. Las nuevas figuras, eran cada vez mejores. Para diseñar, construir, hacer correr o manejar autos, había que estar cada día mejor preparado.
Algo de eso, habían descubierto los hermanos Grossi de Santa Fe -Fiat Grossi- con su nuevo piloto. La escuadra comprende que, de su mano, puede crecer.
Carlos Alberto Reutemann es un distinto, ya ha logrado un puesto de piloto consolidado en el equipo más importante de su provincia y va en busca del éxito con su propio estilo.
El recuerdo de su jefe de equipo, Américo Grossi, lo define categóricamente en personalidad: "Era un muchacho estudioso, perseverante. Esas eran sus principales virtudes. Callado, introvertido, hablaba nada más que lo necesario. Sabía no hablar cuando no tenía nada importante que decir."
En 1966, la escudería santafesina fue a muchas más carreras que el año anterior para buscar el campeonato. En la primera cita, el 20 de febrero, en el circuito de las barrancas del río en San Pedro, Reutemann fue 2° -detrás del inalcanzable Ford Lotus Cortina de Miguel Galluzzi y delante de Francisco Mayorga, con otra berlina 1500-.
En marzo, en el Circuito N°9 de Buenos Aires -donde vuelve a ganar Galluzzi- es 3°. En abril no tiene un buen resultado en los 500 Kilómetros de Capilla del Monte, es 13°. La carrera la gana Nasif Estéfano, delante de Oscar Mauricio Franco y "Paco" Mayorga, los tres con Fiat.
Una semana después, Villa Carlos Paz será otra revancha para el "Lole", con una nueva victoria en la "Vuelta al Pan de Azúcar". En la lluvia, en un circuito cuyos secretos había desentrañado a través del recorrido intenso y un estudio profundo, el santafesino venció a los hombres del potente "Equipo Sergi", Estéfano, Galluzzi y al local Carlos Pascualini. El primer duelo que resolvió fue con el "Turco" Nasif, que venía dulce de ganar en "Capilla" y corría con el Fiat 1500 "largo" -caja de 5 velocidades y gomas Dunlop-. Reutemann que venía desde el puesto 19 en el camino se había colocado como líder, en el comienzo de la segunda vuelta de 103 kilómetros. El tucumano se jugó en el Pan de Azúcar para recuperar, pero se pegó en la bajada a Cosquín (esquivó a una señora que paseaba un perro por la ruta). Galluzzi había abandonado y solo el último intento de Pascualini por recortar le puso algo de emoción a la prueba, hasta que pinchó una cubierta en Saldán y "Lole" saboreó una gran victoria. La segunda en Turismo Mejorado.
Reutemann, luego, abandona en Buenos Aires, pero en mayo vuelve a la victoria. Primero, en la rutera competencia de Lobos y repite en la "Vuelta del Noroeste", la que todos llamaban el "pequeño Gran Premio". No solo ganó su clase -la C-, sino que fue segundo en la General, detrás del Ford Mustang de Oscar Cabalén. Una carrera de más de 1500 kilómetros, en tres etapas: Tucumán/Salta; Salta/Catamarca y Catamarca/Tucumán.
Todavía -en aquellos días- algunos medios capitalinos se referían al "Lole" como "el rafaelino". Ese año, estaba durante la semana en el taller de Carlos Grossi, en Rafaela, donde acondicionaba el Fiat 1500 particular que había adquirido con el dinero que ganaba en las carreras y que -por el buen precio conseguido- necesitaba de intervenciones mecánicas importantes que hacía él mismo. Lo cierto es que Rafaela lo estimaba, como puede notarse en este trozo de la crónica que le dedicó a su victoria en el NOA el famoso Diario Castellanos:
"Toda una hazaña que se acrecienta con su primera colocación en la clasificación de coches de producción nacional, lo que quiere decir que se impuso a coches importados y de mayor cilindrada. En su categoría, por ejemplo, superó a rivales como el equipo Fiat-Sergi, que integran volantes de la talla de Nasif Stéfano, el Dr Paco Mayorga, equipo éste que se vino con todo desde Buenos Aires y como para llevarse hasta los aires del norte; a Boyadgian, el equipo Pedelaborde y al del Peugeot 404, categoría "D" que integraban Migliore, Juchet y Bonnano. Reutemann ganó desde la iniciación, no fue una carrera encontrada y tanto que anduvo mucho y fuerte atropellando al Mustang, claro está dentro de sus posibilidades. Reutemann llevó como acompañante al "pibe" Roberto Navas, mecánico de Grossi que lo que le falta en kilos le sobra en competencia y entusiasmo. No fue la primera vez y se entienden muy bien. (Sic)"
Para que se tenga una idea de lo que hablamos cuando nos referimos al "poderoso" equipo Fiat de Antonio J. Sergi, es porque el nivel de su apuesta en la competición era realmente alto. Para el Gran Premio 1965, por ejemplo, utilizó cuatro coches de carrera, nueve vehículos de auxilio, un avión y un plantel de treinta y dos personas. Con una inversión de $ 12.500.000, según afirma la Revista Corsa de abril de 1966. Alrededor de U$S 50.000 de aquel año, si tomamos el cuadro de cotización histórico de nuestra moneda y "el verde". ¿Más sobre los premios de la época? El piloto que ganaba la serie de carreras llamadas "Campeonato YPF de Turismo Mejorado" (las 9 que auspiciaba la petrolera) obtendría $ 400.000 -U$S 1600-. En el TC, se ganaba más del doble por ese mismo premio de YPF y también en los premios que daban las carreras. Según informaba Automundo, Jorge Cupeiro encabezó la lista en recolección de premios oficiales de TC en 1965 -de los organizadores de las carreras- con $ 3.574.450.-. Para el Gran Premio Internacional de Turismo Mejorado, la carrera más importante de la temporada, FIAT Concord ponía un total de 20 autos en premios para los pilotos mejor clasificados de la marca en cada etapa y en la general. ¿Apuestas fuertes, no?
Perdón por la disgresión, pero tiene el fin de situar la tarea de Reutemann y la de los Grossi en el contexto de una lucha contra actores poderosos y a ellos mismos -claro, está- en la búsqueda de sus propios progresos.
Los concesionarios corrían porque transformaban en prestigio y ventas todas las victorias que obtenían en las carreras. Los pilotos cobraban muy buenos premios -Reutemann obtenía el 70% de los suyos y el 30% era para su acompañante Navas- y estar arriba en las listas era tan importante como necesario.
El santafesino va ganar el campeonato de ese año. Tras su triunfo en el noroeste, abandonó en La Cumbre; fue 3° en el Chaco; abandonó en el Gran Premio y en San Pedro; y cerró con un 2° puesto en el Circuito N°8 de Buenos Aires.
Pero ese año, además, le sucederá algo muy trascendente que le introducirá una visión nueva a su relación con el auto de carrera: debutó en la M.A.F1 en las "500 Millas" de Rafaela, con el De Tomaso-Fiat que los Grossi prepararon para él. Se había sentado por primera vez en un auto de fórmula, algo que luego le cambiaría la carrera deportiva y la vida completa.
"Mi preocupación seguía siendo el futuro. No era un piloto como para desperdiciarlo en Turismo Carretera; estaba para cosas más importantes, para manejar como a él le gustaba, con fineza, con sensibilidad", afirma "don Américo" sobre la orientación de los planes que tenía para Reutemann. Y lo sentó en un F1 con motor Fiat para la gran carrera de los monopostos argentinos en el óvalo rafaelino.
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Desde ya, que daban mucha ventaja con el motor, pero confiaban en su piloto y no se equivocaron. Reutemann sabía que no podía perseguir a los buenos pilotos con motores más grandes, pero su cuenta era "de los 800 kilómetros, 250 son de curva" y se esforzó por rendir allí al máximo. La velocidad y la disciplina del "Lole" pusieron al De Tomaso-Fiat en el 5° puesto final de la competencia. Una enorme tarea, solo tenían la mitad de la potencia necesaria para una competencia que ganó Jorge Cupeiro con Maserati-Chevrolet, escoltado por Eduardo Copello con Maserati-Tornado. Y no era el circuito donde la relación peso/potencia pudiera defenderlos, pero a pesar de eso, brillaron y recogieron los mejores comentarios.
El saldo para el piloto santafesino y su equipo fue más que favorable. Ya tenían otro curso de acción para la siguiente temporada. Su jefe, pensaba "consideramos que era momento de hacerlo incursionar en autos de fórmula. De esa manera podía empezar a sentir las reacciones de un coche con motor trasero. Manejar con las ruedas al aire, ir familiarizándose con esas máquinas. Ahí nació el De Tomaso con motor Fiat 1500 que hicimos para Lole. La ductilidad que tenía hizo que inmediatamente le encontrara la vuelta al auto y comenzara a marcar registros muy importantes en comparación con los monstruosos F1".
La carrera también fue un verdadero suceso para la ciudad y la provincia. El óvalo estreno su pista asfaltada y se vendieron veinticinco mil entradas. Los organizadores anunciaron con orgullo que el premio del ganador de las "500 Millas Argentinas" para 1967 ascendería a $ 2.500.000.
El '66 le había dado a Carlos Reutemann otro buen empujón hacia adelante. Su manera diferente de dedicarse, estaba pagando los primeros dividendos. Tanto que el equipo que había buscado a un desconocido para que se luciera su auto, comenzaba a poner verdadero empeño en desarrollarlo como piloto.
Américo Grossi cuenta cómo su hermano Carlos, que lo había resistido al comienzo, ahora "era su principal apoyo, se preocupaba por mejorarlo día a día. Le cuento una….hasta llegó a poner un grabador encima del auto de carrera para registrar el ruido del motor y la velocidad con que Lole ponía los cambios." Y en relación al perfil de su disciplina profesional y sus métodos, el exitoso concesionario agrega: "al principio, por su manera de ser, Lole fue bastante resistido en el ambiente. Luego, los que quisieron conocerlo y valorarlo lo apreciaron tal como era. Lo que sucede es que este ambiente no está compuesto por gente fácil".
El año 1967 lo espera con muchas más victorias de Turismo Mejorado, algunas experiencias más de F1 con el De Tomaso y un Gran Premio de Turismo que se escapó cuando casi lo acariciaba. Pero es una historia para nuestra siguiente nota. No se la pierda.
Cadena 3 Motor, fuentes: miniauto, "sin mordaza", carburando, autodeporte, "7up y nuestros ídolos", revista automundo, granpremioonline, wikipedia, el litoral, carlos-reutemann.com.ar, revista corsa, testdelayer, apat, wikipedia y Alejandro de Brito/@Jadb1