Ayrton Senna, a 30 años de su récord de 6 victorias en Mónaco

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Fórmula 1: el día en que Senna se convirtió en el "Rey" del principado de Mónaco

23/05/2023 | 16:21

Hace 30 años, el más grande de la historia, junto con Juan Manuel Fangio, concretaba la hazaña de su sexta victoria en el 'Grand Prix' más glamoroso y célebre de la F1. Lo evocamos.

Redacción Cadena 3

El almanaque nos cuenta que han pasado treinta años completos de la última victoria del gran Ayrton Senna en el Gran Premio de Mónaco, cuando se convirtió en el máximo ganador en la historia de la carrera más célebre, glamorosa e icónica de la Fórmula 1. Fue un 23 de mayo como hoy, pero en domingo, cuando con con su sexta corona de laureles superó el mítico récord de cinco, que el inglés Graham Hill había establecido en 1969.

El piloto brasileño fluía de manera especial en ese encierro de ''guardrails'', sacaba música de sus pianos y escapaba con furia de todos sus recovecos con soltura, mientras atrás explosionaba la potencia brutal de un motor de F1 a la llamada sin límite de su pie derecho.

Y lo demostró desde su primera presentación, en 1984, cuando la lluvia emparejó su modesto Toleman TG184 Hart con el fabuloso McLaren MP4/2 Porsche que Alain Prost guiaba con el máximo cuidado en la punta para no estrellar la enorme ventaja que lo transportaba a la victoria. Una escalada imparable, que llevó al brasileño desde la 13° posición de partida a la punta, cuando terminó superando al francés justo antes cruzar la línea de sentencia en la vuelta 32, en la que el director de la carrera Jackie Ickx hizo mostrar la bandera roja por falta de seguridad. Pero que no sería victoria para Ayrton, sino solo su primer podio en la F1, porque la clasificación se tomó -reglamentariamente- con la vuelta 31 y le daba al ''profesor'' su primer suceso en las calles de Mónaco.

El francés se llevó los puntos y la foto de la visita a la noble terraza con los Rainero. Pero cuando regresó al box, también sabía que se había topado por primera vez con su ''bestia negra'' en el automovilismo. Había nacido el duelo ''más picante'' y que hubo entre dos pilotos de F1. Que por la calidad de los conductores y por la rivalidad categórica de sus estilos, de formas, de conceptos, haría hablar casi exclusivamente de ellos a todo el ''paddock'' durante una década. Un antagonismo que tendría en Mónaco un escenario privilegiado del duelo psicológico.

Al año siguiente, ya sobre un Lotus 97T Renault, Senna consiguió su primera pole en el circuito de 3.328 metros. Pero la rotura del motor le impidió convertirla en victoria. Esa edición y la siguiente, le sirvieron a Prost para cosechar tres triunfos al hilo con su McLaren impulsado por el motor turbo alemán.

La primera de Ayrton en Montecarlo, si sería con la marca de Colin Chapman, pero con el motor Honda y en 1987, sobre el 99T con suspensiones activas, heredando la punta tras el abandono del Williams Honda de Nigel Mansell; a pesar de detenerse a cambiar neumáticos y quitándole más de medio minuto a Nelson Piquet, también con un coche del viejo Frank y más de un minuto a Michele Alboreto y su Ferrari. Alain Prost fue cuarto con el McLaren Porsche.

En 1988, con las dos figuras más rutilantes reunidas en el McLaren F1 Team -ahora motorizado por Honda- sostenido por la Philipe Morris y dirigido por Ron Dennis, se armó uno de los equipos más poderosos -y polémicos- de la historia y el Gran Premio de Mónaco volvería a convertirse en una pieza maestra de este reto personal "Prost-Senna".

Para dar paso, desde ese incentivo, a una de las más grandes hazañas que el grandísimo Ayrton produciría como piloto: ganarle con el mismo coche la pole position a Alain por casi un segundo y medio de diferencia, frente a su público, en la pista en la que sus mayores virtudes reinaban desde joven.

Una experiencia que el paulista mismo describió como de otro nivel: "Sentí como si estuviese conduciendo en un túnel. Todo el circuito convertido en un túnel. Había alcanzado tal nivel de concentración que era como si el auto y yo nos hubiésemos convertido en uno. Juntos íbamos al máximo... Repentinamente, fue como si me hubiese despertado y anoticiado de que había estado en un diferente nivel de conciencia. Estaba realmente shockeado. Regresé a los boxes y no conduje más ese día. Me di cuenta de que había estado en una clase de espiral sin fin. Cada vez más veloz y más cerca de la perfección... Pero cada vez más vulnerable y con menos margen de seguridad".

Sin embargo, Senna no lograría convertir en victoria esa maravillosa pole. Una de las poquísimas fallas conductivas que tuvo en su carrera -¿una desconcentración?-, lo despistó marchando en punta y con gran ventaja, faltando diez giros para el final y le entregó la victoria a Prost su cuarta y última victoria en el principado. Lo que sí consiguió Ayrton, ese año, fue su primer campeonato mundial, en lidia feroz con el nacido en Lorette que ya tenía dos, por esos años.

Lo cierto, es que el regreso del astro sudamericano a la pequeña pista enmarcada por peligrosas vallas, que se enrosca trepando una colina en la ribera de la ''Costa Azul'', sería como si hubiera decidido a nunca más perder una carrera allí. Iba a ganar, desde entonces, el Gran Premio de Mónaco de F1 durante cinco años seguidos.

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En 1989, hizo la pole y el domingo entró primero en Sainte-Dévote -curva 1- para llevarse de punta a punta, su segundo triunfo en Montecarlo y encima fue sobre Prost. Aunque, ese año, Senna perdió el título con el ''pequeño francés'' tras una de las más discutidas definiciones jamás antes vista, con toques antideportivos entre ambos compañeros de equipo y el brasileño desclasificado del GP de Japón.

Su siguiente victoria en Mónaco, la de 1990, ya con su rival emigrado a la Scuderia Ferrari, también fue con pole position -casi 1" segundo más rápido que el año anterior- y postergándolo. Clasificando, el francés quedó 2° a medio segundo de su ya ''Enemigo'' declarado y con mayúsculas. La carrera tuvo dos largadas -un toque en Mirabeau de Prost con el McLaren de Gerhard Berger bloqueó la pista-, Ayrton prevaleció en ambas y condujo en punta hasta la bandera de cuadros. Prost lo escoltaba pero abandonó en la vuelta 30 con un problema en la batería de su máquina italiana.

También desde la pole position, su triunfo de 1991 con más de dieciocho segundos de ventaja sobre Mansell fue aplastante. Prost terminó 5° y una vuelta más atrás con la Ferrari. Esa temporada, como en la anterior, Senna repetía el campeonato mundial igualando la marca de tres de Alain Prost. No volvería a lograr otra corona, el declive de McLaren había comenzado. Pero a su supremacía en el callejero le quedaban todavía dos balas en la recámara. Y no fallaría con ninguna.

Su triunfo de 1992 fue sin pole, se la llevó el Williams de Mansell. Como se alzaba con la carrera del domingo, de punta a punta hasta que una tuerca de rueda floja le obligó a ir a los boxes en la vuelta 70, para salir segundo a las vueltas finales con 5.2" segundos de desventaja con el brasileño. Un brecha que cerró a 2" en solo dos vueltas con su gran coche, para atacar a Ayrton con furia durante los tres giros finales. Un duelo que persistió intensamente por todos los rincones del circuito, sin que el inglés pudiera encontrar la forma de pasar al hombre de McLaren. Terminando la carrera con una emocionante definición a solo dos décimas de segundo del brasileño. Era la cuarta victoria consecutiva Ayrton en Mónaco y la quinta en total. Ya había igualado el récord de Hill. ¿Sería capaz de quebrarlo?.

Perdiendo la motorización de Honda, colocando otra vez un Ford Cosworth mientras Renault se convertía en la referencia de la mano de Williams y del equipo Benetton Formula 1 Ltd. de la bravísima nueva estrella, llamada Michael Schumacher, Ayrton Senna le daría un día como hoy, hace justo tres décadas, el tiro de gracia a una de sus mayores hazañas: las seis victoria en Mónaco.

No tenía un gran auto y no era el favorito, pero tuvo suerte. El afortunado resultado no fue solo su sexta victoria en el evento, sino la quinta consecutiva. En ese momento, Ayrton se convirtió en el mayor ganador de todos los tiempos en una misma carrera, así como en el más ganador en ediciones consecutivas de la misma prueba.

"Correr en Mónaco es diferente. Sus estrechas calles son un reto constante para el piloto. Tienes que raspar los neumáticos en las defensas para ser rápido. Uno no puede perder la concentración ni por un segundo. Es un gran desafío para los pilotos. Personalmente, me gusta mucho correr aquí. Fui el primer brasileño en ganar en Mónaco y gané los últimos cuatro. Es una emoción muy grande que me gustaría repetir este año", le dijo a la prensa antes del inicio de las actividades en pista, según recuerda el sitio Senna.com, creado para mantenerle en la memoria.

Pero el jueves de prácticas libres, hubo malas noticias: Senna perdió el coche, golpeó un ''guardrail'' y se dislocó el pulgar de la mano izquierda.

Su fisio, Josef Leberer, trabajó a destajo hasta la clasificación para recuperarlo. No estaba en condiciones de ganarle la clasificación a un Prost que había salido de Ferrari a Williams y estaba en el mejor coche de la grilla, punteando el campeonato. El francés se hizo con la pole y fue segundo Schumacher. Senna fue tercero, casi un segundo más lento. Tres imbatibles estaban listos para pasar por el pequeño hueco que permite el ingreso de un solo coche a la vez por la Sainte Devote.

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Un pensamiento -tal vez- que traicionaría al francés. Prost se adelantó en la largada para defender la pole y sería penalizado con un ''Pare y Siga''. Con el motor del Williams detenido involuntariamente en el procedimiento, cuando el líder del campeonato salió de los boxes, ya estaba a una vuelta del nuevo líder que era Schumacher.

Senna quedó segundo y corrió con tranquilidad. Con el abandono de Prost, finalizando en esa posición subía al tope del torneo. No tenía mucha lógica arriesgar en una pista sin posibilidades de adelantamiento, ni perseguir a un Schumacher que impuso un gran ritmo con el Benetton.

Pero, otra vez, la suerte estaría de su lado. Porque el alemán, que ganaba por primera vez en esas calles con autoridad, en la vuelta 33 de 78, tuvo problemas hidráulicos que lo dejaron fuera y envuelto en una nube de humo en Loews. Era su final y dejaba como puntero a un Senna que -disminuido físicamente- tenía a Damon Hill demasiado lejos como para emprender la heroica y defender el récord que perdería su padre Graham, en esa carrera. Fue su sexta victoria en Montecarlo y una gran marca que aún permanece.

Después de la carrera, Ayrton tuvo un momento para la evocación emotiva de su gran victoria que, hoy, vale la pena leer atentamente:

"Mónaco ha sido muy especial para mí, no solo por las seis victorias que ya he logrado aquí, sino también por los resultados que he logrado en esta pista en los últimos años y con diferentes autos, diferentes motores y diferentes circunstancias. Fue aquí donde subí al podio por primera vez en la F1, en el año de Toleman y, a partir de ahí, los resultados hablan por sí solos. Por lo tanto, Montecarlo sigue siendo muy especial para mí. Siempre esperé ganar este año, pero después de mi accidente del jueves perdí el ritmo y hay una gran diferencia en este circuito entre ir al 90% o al 100%. Creo que solo hoy, en el ''Warm Up'', logré encontrar mi ritmo nuevamente. Como no conseguí un lugar en primera fila, sabía que no podría tomar el mando desde el principio y que iba a ser una carrera muy dura. Creo que Prost anticipó la salida porque sintió una gran presión, por mi presencia detrás de él y su ansiedad por adelantarse en la primera curva. No sé qué le pasó a Michael, pero era bastante rápido y decidí no presionarlo demasiado al principio porque sabía que los neumáticos podían perder eficacia hacia el final. Eso fue lo que me llevó a adoptar el ritmo que más me convenía. Pero después de algunas vueltas empujé hacia adelante, tratando de presionar a Michael, porque sabía que Benetton estaba aún peor con los neumáticos y tendría que detenerse. No fue eso lo que pasó, pero obtuve lo que buscaba, lo cual fue genial. No sentí dolor en la mano lesionada, solo un cierto entumecimiento, quizás por una circulación más difícil y mi único problema fue tratar de mantener la concentración y tomar las decisiones correctas durante toda la carrera", fueron las palabras con las que Senna les contó a los periodistas esta competencia tan significativa y simbólica para su carrera deportiva.

Cuando los periodistas buscaron a Damon Hill para obtener un concepto sobre el piloto que acababa de superar -veinticuatro años después- el enorme récord de su padre, el inglés respondió: "-¡Felicitaciones, Rey de Mónaco! Si mi padre estuviera vivo, seguramente vendría a saludarlo".

El Campeonato Mundial de 1993 fue ganado por Alain Prost y Williams, con enorme diferencia sobre Senna. El francés se retiró al final de esa temporada, tras lo obtención de su cuarto título.

Fue, nada menos que, Ayrton quien tomó su lugar en el Williams FW16 Renault en 1994 y encontró la muerte en la pista de Imola, durante el Gran Premio de San Marino. Sin volver a correr a Mónaco, donde aún reina su récord.

Cadena 3 Motor, con datos, fotografías e ideas de: Motorsport Magazine, Wikipedia, Motorsport.com, StatsF1.com, FunOf1.com.ar, Grande Premio, AutoIdoneos.com, Marca, WikiFormula1.

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