Leyendas del automovilismo
21/05/2020 | 11:36 | Fue el 21 de mayo de 1950 en el GP de Mónaco, luego de una azarosa carrera en la que el genial balcarceño superó con astucia un bloqueo en 'la chicane'. Pián y González terminaron en el hospital.
El 21 de mayo de 1950, Juan Manuel Fangio se abrió paso a través de un gran choque de ocho autos junto al puerto de Monte Carlo, para escapar hacia la victoria en el Grand Prix de Mónaco.
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Así, el argentino ganó la primera de sus 24 victorias de Gran Premio de Fórmula 1 conduciendo un Alfa Romeo 158.
El imperdible relato, lo recoge el gran periodista Roberto Carozzo en el libro 'Fangio', que firma junto al quíntuple campeón: "Ese recuerdo de Alfredo Pián nos deja exactamente en 1950, año del primer Campeonato del Mundo y en la segunda prueba del torneo, inmediatamente después de su apertura, en el circuito de Silverstone, en Inglaterra.
De los tres argentinos que se presentaron, dos treparon hasta la primera fila de largada. Fangio, del lado de la cuerda, gracias al récord de clasificación obtenido con su Alfa Romeo 158. Froilán Gozález del lado exterior, a bordo del Maserati 4CLT/48 del equipo argentino Achille Varzi. Entre ambos, Giuseppe Farina, compañero del balcarceño. El tercer argentino, Alfredo Pián, estaba alineado con las blancas camas del hospital, con una de sus piernas en tracción, fracturada como consecuencia del despiste en la curva del casino. Unos minutos más tarde iría a hacerle compañía José Froilán González. Les vamos a contar por qué.
Al bajar la bandera, Farina fue quien desembragó más rápido de los tres. Pero Fangio se repuso y los pasó, colándose Villoresi, quien había saltado con vigor desde la tercera fila. Ambos bajaron hacia Mirabeau, la estación, el túnel, la chicana. Ya al borde del puerto, Fangio y Villoresi dejaban atrás el Bureau de Tabac, mientras a sus espaldas estallaba el caos. El relato de los oficiales de la pista es el siguiente:
"(...) En la primera vuelta, Fangio y Villoresi preceden a Farina. A la entrada del viraje inferior de Santa Devota (es decir, el Bureau de Tabac), el Alfa Romeo de Farina saca la cola a su derecha, Farina corrige, efectúa un trompo y golpea con la rueda delantera derecha contra las escaleras (...) al mismo tiempo, Fagioli (Alfa Romeo), al acentuar su viraje hacial la cuerda para evitar el auto de su compañero de equipo, también comienza a deslizarse de través. La cola de su auto se engancha con la del coche de Farina, al tiempo que González (Maserati) arriba a ese obstáculo. Él golpea contra los dos Alfa, los separa y pasa, seguido de Chirón, Sommer y Ascari".
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"Louis Rosier —continúa el parte de los comisarios de pista— observando la señal de bandera amarilla agitada (peligro grave, esté atento a detenerse) llega lentamente y frena (sin haberlo siquiera tocado) a veinte centímetros del Alfa Romeo de Fagioli, poco antes de que este sea puesto en marcha para llegar a su box".
"(...) El Simca Gordini de Manzón —concluye ese mismo informe— hace blanco sobre el Talbot de Rosier, al igual que el Maserati de De Graffenried, golpeado este por el Simca Gordini de Trintignant. El ERA de Harrison toca a su vez el coche de Trintignant, mientras que el Maserati de Rol, todavía a plena velocidad, destruye la parte trasera del ERA, Schell con su pequeño Cooper-JAP (un automóvil de la entonces Fórmula 3, impulsado por un motor 1100 c.c.) queda inmovilizado entre la escalera y el auto de Manzón; no queda más que un estrecho pasaje por la cuerda..."
Por allí es que Fangio enfilará, después de haberse detenido unos breves instantes estudiando la situación.
¿Qué fue lo que hizo que actuara con tanta seguridad? "Siempre digo que soy un hombre de suerte, y ese día también la tuve. Sucedió que en vísperas de ese Grand Prix me aproximé al club organizador y me entretuve mirando fotografías de ediciones pasadas. Una de ellas me llamó poderosamente la atención. En 1936, en la chicana, durante el transcurso de la primera vuelta, se habían enganchado varios autos (los Mercedes W25 de Chirón y Von Brauchitsch, el Alfa Romeo 8C de Farina, el Maserati 3,7 litros de Siena). Como en muchos lados se iba a ciegas porque los muros eran altos, resultaba imposible adivinar si un coche quedaba atravesado en la pista después de un trompo, por lo que debería estar permanentemente atento a las banderas en las primeras vueltas que, en un circuito como el de Montecarlo, son potencialmente peligrosas", afirmó Fangio.
"Después de pasar a Farina recorrí toda la primera vuelta sin problemas, lo mismo que parte de la segunda, hasta dejar atrás la chicana del puerto, cuando que veo una bandera amarilla levantada. De un vistazo me fijo que nadie está atento a mi paso. En lugar de las manchas blancas de los rostros veo nucas. Soy el puntero, pero la gente tiene los rostros volteados hacia su derecha, indicio de que en el Bureau de Tabac debía de haber algo más interesante que el piloto que venía en punta. Como un rayo se me apareció la fotografía que había visto en el Automóvil Club de Mónaco. Eso me salvó. Ver la foto y comenzar a frenar y rebajar fue un todo. Detrás del paredón interno del Bureau de Tabac había un montón de autos chocados y combustible derramado por el piso. Alcancé a frenar a centímetros de uno de los autos detenidos. Apoyé mis manos sobre la rueda trasera izquierda y, sin dejar de estar sentado en mi asiento, comencé a empujar el auto hacia atrás. Me separé lo suficiente como para poner la primera y maniobrar hacia un huequito que quedaba. Me pegué al paredón interno y pasé. Villoresi, que había frenado más a mi derecha, no quedó con su Ferrari bien apuntado y pasar le costó un poco más. A partir de allí, la carrera se hizo fácil. Vuelta a vuelta me fui distanciando de todos: Villoresi, Ascari, Sommer, Chirón. Tanta ventaja acumulé que nadie me pasó cuando me detuve en boxes a reabastecerme, más allá de la mitad de carrera", recordó el corredor.
"Lo de Fangio fue un milagro. Pero no puede decir lo mismo Froilán González...", cuenta este maravilloso relato sobre cómo ganó el Chueco de Balcarce su primera competencia por el Campeonato Mundial de Fórmula 1, del que sería cinco veces campeón.
A Froilán González el golpe con las 'Alfettas' en la chicana le provocó que la tapa mal puesta de su tanque de combustible saliera despedida. Y en el siguiente frenaje sintió que el líquido le mojó la nuca y la espalda, para darse cuenta solo un segundo después que estaba completamente en llamas. Frenó y se tiró del auto, y aún en marcha, fue auxiliado y llevado con graves quemaduras al mismo hospital donde ya estaba el otro argentino, Pián.
Juan Manuel Fangio, tras recibir su trofeo de manos del príncipe Rainiero, salió corriendo hacia el hospital para encontrar a sus compañeros. Las lágrimas y el dolor de las heridas quedaron mitigadas con la alegría por el primer triunfo histórico de un piloto argentino en una prueba de campeonato del mundo.
Cadena 3 Motor
Fuente: 'Fangio', Carozzo; Fangio, grandprix247