Narcotráfico en Córdoba
25/04/2024 | 12:00
Redacción Cadena 3
Juan Federico
Audios
El inédito sello que genera conjeturas en torno al millonario cargamento narco
Era casi el mediodía del miércoles cuando la camioneta Toyota Hilux circulaba por calle Río Negro, en dirección al sur de la ciudad de Córdoba. Fue en ese momento que los policías que estaban apostados en un control la vieron pasar y advirtieron que la patente trasera no tenía, a simple vista, los sellos de seguridad. "Patente apócrifa", pensaron, con buen ojo, los agentes y rápido dieron aviso a otros uniformados que se encontraban cuadras más adelante.
De inmediato, dos motos policiales salieron en busca de la Hilux blanca señalada, a la que encontraron en la rotonda del cruce con Baigorria, a la altura de barrio Ferrer. Pese a que los policías motorizados se le pusieron a la par, el conductor hizo caso omiso a las señas y decidió acelerar. Se coló entre dos vehículos y logró dejar atrás a los agentes, que comenzaron entonces una breve persecución que se extendió por menos de 20 cuadras, hasta que de pronto la Hilux frenó frente al domicilio de Pablo Pizzurno 2877, en Ampliación Rosedal.
Quien manejaba, que iba solo, intentó bajar y refugiarse en ese domicilio, pero los policías lograron capturarlo antes. Hubo un forcejeo al que se sumaron familiares del sospechoso. Hasta que finalmente fue reducido y conducido a la unidad judicial que funciona en el predio de la comisaría 20, cerca de allí. Hasta ese momento, todo indicaba que se trataba de un operativo por una mera resistencia a la autoridad.
Pero los policías sospechaban que podían toparse con algo más. Si bien suponían que se trataba de una camioneta robada, con las chapas cambiadas (algo que ya se descartó), finalmente descubrieron lo que no se imaginaban: debajo del toldo de la caja de la camioneta había 48 panes de cocaína que en total pesaron 49 kilos 728 gramos de cocaína.
Fue entonces que todo cambió. Se convocó a la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) que calculó el cargamento narco en 1.2 millones de dólares, si se tiene en cuenta el valor en el mercado barrial de cada dosis de cocaína.
Mientras el Ministerio de Seguridad de Córdoba celebraba el agudo olfato de los policías callejeros que decidieron, por instinto, seguir a esa camioneta, la causa fue girada al Juzgado Federal N° 2, a cargo de Alejandro Sánchez Freytes.
La investigación quedó en manos del fiscal federal N° 1, Enrique Senestrari, que convocó a Gendarmería Nacional para continuar con la pesquisa. Que, en realidad, significa tener que investigar todo absolutamente de cero. Es que el conductor de la Hilux, que quedó detenido, no estaba en el radar de nadie, según apuntaron fuentes de distintas fuerzas de seguridad que trabajan en Córdoba. Fue identificado como Germán Nicolás Córdoba (30), quien presentaba un par de antecedentes penales menores, uno de ellos por tenencia de estupefacientes, según advirtieron desde la Policía.
¿Qué hacía Córdoba trasladando semejante cantidad de cocaína, con un valor de mercado multimillonario, en pleno mediodía y casi sin camuflar? Si bien no se trató de una declaración oficial, cuando era trasladado el acusado dijo que él no sabía que tenía la droga allí, sino que alguien le había dado la camioneta en la avenida Fuerza Aérea y le había encargado que la trasladara hacia otro punto de la ciudad.
No obstante, cuando al atardecer los efectivos de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales “Córdoba” de Gendarmería allanaron la vivienda de Pablo Pizzurno 2877 hallaron una prensa de ladrillos que hizo que se activaran otras alarmas. ¿Acaso la droga era cocinada en Córdoba y prensada allí?
Todos los paquetes rectangulares eran iguales, amarillos y con un particular sello dentro de la cocaína jamás visto antes en la provincia: GT.
Por lo general, los envíos internacionales de cocaína boliviana y peruana que llegan a Argentina tienen un sello que permite identificar a la banda que la elaboró. La idea en el submundo narco apunta a que cada banda genere su propio sello como si se tratara de un certificado de la calidad de la droga.
El sello del "Delfín" es uno de los más usuales entre los cargamentos detectados en el país, ya que responde a una poderosa organización de Salta y Jujuy que contrabandea la cocaína desde Bolivia. Un trébol y el logo Ferrari son otros de los tantos sellos hallados en los últimos tiempos. Pero hasta ahora no hay registros de GT, el sello que estaba inserto en la cocaína secuestrada este miércoles.
Se sabe que los barrios de Córdoba están inundados de cocaína, con toda clase de cortes, desde el "pipazo" de bajo costo que genera un verdadero drama social hasta la más pura que consumen adictos de bolsillos más holgados. De todos modos, los especialistas no dudan en repetir que a diferencia de Rosario o Buenos Aires, en Córdoba la cocaína que esnifan los consumidores suele tener una baja pureza. Cuando la FPA realizó el primer peritaje a la droga secuestrada en Ampliación Rosedal, el azul fuerte del reactivo dio la pauta de que estaban ante una alta calidad de esa droga.
Entonces, ¿el detenido Córdoba es una "mula" que no sabía qué llevaba o un engranaje clave de una banda poderosa? La pregunta, al igual que las anteriores, todavía no tiene una respuesta concreta. Los sabuesos de Gendarmería van a analizar ahora su celular, con la expectativa de poder reconstruir, a través de los impactos en las antenas de telefonía celular, qué ruta hizo antes de ser detectado por los policías.
En el allanamiento de la casa en la que vive junto a sus padres se secuestraron otros tres vehículos, celulares, un frasco con marihuana, 500 dólares y 42.720 pesos en efectivo, entre otros elementos.
Las dudas se multiplican: ¿por qué llevaba semejante cantidad de droga con un camuflaje tan precario y circulando por avenidas que suelen tener controles policiales? ¿tal vez había llegado un gran cargamento a Córdoba y él sólo fue a buscar una parte? ¿por qué cuando comenzaron a perseguirlo fue directo a su casa -donde también viven sus padres- y ni siquiera intentó descartar su celular en el camino? ¿quién es el real propietario de la camioneta?
Sobre este último interrogante, la investigación ya logró avanzar con datos sensibles: la camioneta no era robada, sino que le habían cambiado la patente trasera (tal vez por una pérdida o un robo) por otra igual, pero fabricada por algún taller, sin los controles de seguridad de las chapas oficiales. La camioneta está a nombre de una persona ya identificada, R.F.M., que tiene domicilio en Villa El Libertador y que en los registros se presenta como poseedor de un taller mecánico. A su nombre figurarían varios vehículos más.
El núcleo de la investigación tiene 48 panes de casi 50 kilos de cocaína de gran pureza, con un sello particular en el centro. Un eslabón ya lleva el nombre de un conductor errático que intentó esconderse en la casa de sus padres, con un multimillonario cargamento de droga casi sin camuflar en la parte trasera de una costosa camioneta. El rodado aparece a nombre de un mecánico de Villa El Libertador sobre el que por ahora no pesa ninguna acusación. Estas son, por ahora, las pistas que se están entretejiendo en un expediente que buscará poner luz sobre los que hasta el miércoles estaban fuera del radar del amplio mapa cordobés del narcotráfico.
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