Narcotráfico en Córdoba
23/11/2023 | 11:41
Redacción Cadena 3
Juan Federico
"Estos polideportivos que hacemos en conjunto con la Provincia son lugares de esperanza. Los chicos pueden venir y hacer deportes, no estar en la esquina y cerca de las drogas sino haciendo actividades deportivas, culturales, valorizando estos espacios que estaban muy descuidados en el medio de barrios bien populares".
La valoración corrió por cuenta del intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, a mediados de este año, en medio de una maratónica sucesión de inauguraciones en plena etapa de elecciones.
En 18 meses, 55 polideportivos fueron presentados en la ciudad de Córdoba (100 en total en toda la provincia) en el marco de un plan provincial y municipal para dotar a los barrios populares de mayor infraestructura pública y dar batalla al avance del narcomenudeo, según se prometió entonces.
Una idea que contrasta de manera notable con la realidad que se observa hoy en las profundidades de Bajo Pueyrredón.
Allí, bajo la sombra del techo del polideportivo ubicado a un costado del acceso a la ciudad de Córdoba por la ruta nacional 19, un grupo de jóvenes se consume a fuerza de pitadas. La escena fue registrada por Cadena 3 el miércoles último, minutos antes de las 11 de la mañana. Bien temprano, a plena luz del día. Invisibles a toda hora.
Ese sector del Bajo Pueyrredón hace bastante tiempo que es considerado por los especialistas en seguridad como una "zona roja": un enclave en el que el narcomenudeo, la violencia y la inseguridad avanzaron más rápido que cualquier oferta educativa, laboral, cultural o deportiva.
Durante toda la mañana del miércoles, recorrimos más de 300 metros de la calle Ciriaco Ortiz (conocida como "la 85) en búsqueda de referencias sobra la mujer que el domingo último a la noche fue acusada de haber intentado vender a su pequeña hijita por 500 pesos.
Una historia que aún sacude a Córdoba. Y que desnuda de manera atroz el siniestro combo entre marginalidad, drogas y desesperanza.
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En este costado de la ciudad vivía hasta el domingo la mujer, hoy detenida, con la pequeña de un año y siete meses, que hasta ese día no figuraba en ningún registro oficial. La niña ahora se encuentra bajo resguardo de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), mientras la Justicia evalúa qué hacer con la madre.
Mientras tanto, lo ocurrido no generó sorpresa entre los vecinos de ese sector. "La mamá es conocida acá. Siempre a la tardecita, cuando baja el sol, ella solía salir con su hijita a pedir por todos lados. Y luego regresaba con el carrito cargado de pan, de verduras, con lo que le van dando. Pero ya después, cuando la volvíamos a ver, ya no era ella, estaba como ida". Consumidores consumidos.
Su historia, cuentan en el barrio, lejos está de ser una excepción. "En la hora de la tarde, de la noche, de la madrugada, nos cansamos de ver cómo empiezan a ir y a venir por ahí (en referencia a la calle Ciriaco Ortiz y sus pasillos) en busca de droga. Parecen zombies", agregan los vecinos que se animaron a hablar.
Es que el código del silencio suele imponerse en estos territorios de economías precarias e ilegales. Siempre alguna mirada, a la distancia, manda a ser ciego, sordo y mudo.
"Acá lamentablemente la mayoría de las chicas jovencitas también están con la droga, con el pipazo, con el alcohol. Para los que consumen, el pipazo es algo tan común que están todo tiempo con eso. Lo poco que consiguen lo venden para seguir consumiendo. Están todo el día así".
No hace falta ser un avezado investigador para corroborarlo: apenas unos metros más adelante, en un rincón del polideportivo que fue creado bajo la consigna de sacar a los jóvenes de la droga, es demasiado fácil advertir como un grupo de varones y mujeres se encorvan para darle una pitada más a la pipa de paco.
Otra jovencita, con la mirada perdida, deambula entre la calle y la ruta, sin un ritmo coherente. Por los pasillos que se abren en Bajo Pueyrredón, otros grupos ingresan y desaparecen en segundos.
"Ojos con los 'piperos'", "Allá donde están los 'piperos'", "Los que van a buscar el 'pipazo". Las referencias asombran por la naturalidad con las que se repiten.
"Tenés oferta de todo tipo de sustancias acá. Tenés de todo. Viene gente de otro lado, caras que no sabés de dónde vienen, que bajan y suben por la Ciriaco Ortiz para comprar y consumir drogas".
En el medio, algunos adictos buscan robar cables o atrapar cualquier elemento que encuentre a mano para después intentarlo cambiar por alguna dosis más.
La descripción no se detiene. Las pistas sobre el narcomenudeo son más que obvias. La oferta parece multiplicarse. Aunque aún falte un buen rato para el mediodía. "A la tarde, esto es mucho peor", agrega otra vecina, antes de concluir con una cruda descripción de cómo ha sido el derrotero del sector en el último tiempo: "Si me preguntás si esto mejoró o empeoró en los últimos 10 años, te digo que está todo mucho peor".
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