Gracias al grupo de WhatsApp vecinal, lograron identificar a los motochorros

Rodrigo Ismael Mansilla y Ramiro Iván Villarroel fueron condenados en los últimos días acusados de conformar una pareja de motochorros que durante semanas tuvo a maltraer a los vecinos de barrio Parque Chacabuco, en la zona norte de la ciudad de Córdoba.

Para su identificación fue clave el grupo vecinal de WhatsApp, en el que los residentes de la zona compartieron fotos de los delincuentes obtenidas a través de las cámaras de seguridad propias. 

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De acuerdo a la acusación que en su momento fue instruida por el fiscal Juan Pablo Klinger, entre el 7 de marzo y el 29 de mayo del año pasado, los motochorros atacaron al menos cuatro veces a vecinos de Parque Chacabuco y Villa Cabrera que caminaban en las inmediaciones del shopping ubicado en ese sector de la ciudad.

Siempre en horas de la siesta, los delincuentes comenzaban a merodear por las calles internas del barrio hasta que identificaban a alguna potencial víctima caminando por allí. Siempre elegían a mujeres.

Mientras el que manejaba se quedaba encima de la moto, dispuesto a acelerar, el que iba atrás descendía y, arma en mano, les exigía que les entregaran todo lo de valor que llevaban encima. 

A algunas de ellas las arrastraron por la calle durante un forcejeo. A otra, le aplicaron un fortísimo culatazo en la cabeza. 

Actuaban de manera furtiva: aparecían en medio de la calle, en segundos atrapaban a la víctima, la despojaban del celular y la cartera y se marchaban.

Ante cada caso, el grupo vecinal de WhatsApp explotaba de bronca e impotencia. Uno tras otro, los casos se iban divulgando. Cada uno iba aportando alguna imagen que podía encontrar. 

Y rápido llegaron a la conclusión de que siempre se trataba de la misma pareja de delincuentes: dos jóvenes en una moto Honda Titán azul.

Los ladrones de la moto azul, se comenzó a comentar en la zona, mientras los casos se sucedían sin final aparente, lo que aumentaba el malestar de los vecinos y las críticas hacia la prevención policial en la zona. Las reunieron con los jefes policiales del sector se tornaban en críticas duras. 

¿Cómo podía ser que no atraparan a los mismos dos ladrones que semana a semana continuaban atacando de la misma manera? 

Cuando a fines de mayo del año pasado fueron atrapados, la investigación se topó con una prueba clave, muy valorada por el fiscal Klinger durante la instrucción. 

A través de las fotos (obtenidas a través de las cámaras domiciliarias) de los sospechosos, habían sido los propios vecinos, en especial las víctimas, las que habían ido uniendo cada uno de los hechos bajo la misma trama. "Son ellos, los que me asaltaron a mí", les dijo de manera espontánea la primera víctima cuando se enteró, por el mismo grupo de WhatsApp, que acababan de ser atrapados por el último caso.

Los sospechosos, ambos de 21 años, tienen domicilio en los barrios Bella Vista y Observatorio. En uno de estos domicilios fue secuestrada la moto Honda Titán azul.

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Para capturarlos también había sido clave la divulgación a través del grupo de WhatsApp barrial. Es que uno de los vecinos observó una moto azul, con dos jóvenes, merodeando otra vez por el barrio. Recordó las fotos y los videos viralizados y no dudó en llamar al 911 para alertar que los sospechosos otra vez estaban allí.

Ahora, al realizarse en juicio en la Cámara 8° del Crimen, los defensores de Mansilla y Villarroel acordaron un proceso abreviado con el fiscal Hugo Almirón. 

En síntesis: abrumados por las pruebas en su contra, optaron por no ir a un juicio abierto e intentar una condena menor. El juez unipersonal Eugenio Pérez Moreno les impuso una pena de cinco años y cuatro meses de prisión efectiva por "robo calificado por armas y robo reiterado".

Informe de Juan Federico.