La banda que traficó un millonario cargamento de cocaína tenía chalecos policiales de Córdoba

Gran preocupación ha generado al interior de la Policía de Córdoba el dato de que la banda narco que ingresó al país casi media tonelada de cocaína tenía, también, chalecos antibalas oficiales de la fuerza de seguridad cordobesa.

¿Cómo una banda narco de semejante envergadura había logrado hacerse de estos pertrechos de la Policía de Córdoba? La pregunta por estas horas asoma como un nuevo escándalo en la Jefatura cordobesa.

El domingo último a la tarde, los efectivos pertenecientes al Grupo "Burruyacú" dependiente del Escuadrón 55 “Tucumán” de Gendarmería Nacional, desplegados sobre la ruta nacional 34, a la altura de la localidad tucumana de 7 de Abril, en el límite con la provincia de Santiago del Estero, detuvieron la marcha de un transporte de gran porte que trasladaba una tolva con cemento a granel en su interior.

"Al momento de la inspección, los uniformados con colaboración del Grupo Operativo contra la Criminalidad Organizada NOA, detectaron 16 bultos que estaban ocultos, tapados y sumergidos dentro de una gran cantidad de cemento. Ante ese hallazgo, en presencia de testigos, se quitaron los envoltorios y detectaron 396 paquetes rectangulares. Al ser sometidos a las pruebas de campo Narcotest, la misma dio resulto positivo para clorhidrato de cocaína, arrojando un peso total de 418 kilos 210 gramos", se indicó de manera oficial.

En el interior de cada "ladrillo", la cocaína tenía el relieve de un lobo marino: se trata de una suerte de "marca" de los proveedores, lo que asegura la calidad de la droga.

Cabe destacar que no fue un secuestro al azar, sino que desde hacía varios meses una brigada de investigaciones de Gendarmería estaba detrás de esta banda, en una causa que instruye el fiscal federal de Salta Rafael Toranzo.

Se trata de un trabajo del Grupo Operativo Conjunto (GOC NOA), una fuerza integrada por Gendarmería Nacional, la Policía Federa, Prefectura y la Policía de Salta, que cuenta con el apoyo de la DEA, y cuyo principal objetivo es detectar cómo la cocaína ingresa en territorio argentino.

Tras haber detectado la droga oculta entre el cemento, de inmediato, tanto el chofer como su acompañante fueron detenidos e incomunicados. Es que los gendarmes sabían que no tenían tiempo para perder.

Casi de manera simultánea, la Justicia federal libró una serie de allanamientos en domicilios ubicados en la provincia de Jujuy, desde donde se cree que se estaba coordinando este millonario contrabando de cocaína

Grande fue la sorpresa de los investigadores cuando en una de estas viviendas se secuestraron chalecos antibalas de la Policía de Córdoba, además de armas (no son policiales), municiones, 13 vehículos (había tres camiones de gran porte), teléfonos celulares, como así también otros elementos de interés para la causa.

Otros dos acusados fueron detenidos en el marco de esta investigación que fue bautizada como "cemento blanco", dado el peculiar método que utilizaban los traficantes para intentar evadir los controles.

Según las estimaciones oficiales, el valor del cargamento secuestrado asciende a los 4.000.000 de dólares.

De acuerdo a lo investigado hasta ahora, se trata de una organización narcocriminal que opera en el norte del país transportando cocaína desde la frontera con Bolivia hasta Jujuy y posteriormente, luego de haber adaptado el "camuflaje", hasta la ciudad de Buenos Aires.

Las fuentes consultadas indicaron que la cocaína, ya en "panes", era cruzada desde Bolivia a Argentina a través de La Quiaca. En vehículos acondicionados con doble fondos, la droga era trasladada hasta dos domicilios de la capital jujeña, donde era acopiada para luego ser introducida en camiones de gran porte que simulaban trasladar cemento a granel.