Homicidio en Córdoba
16/07/2024 | 12:40
Redacción Cadena 3
Juan Federico
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La pista de la droga detrás del brutal crimen descubierto en Chacras de la Merced
Ismael Lautaro Peralta tenía 19 años recién cumplidos. Su biografía asoma mucho más breve que su prontuario, en el que figuran diferentes entradas en las comisarías y unidades judiciales de la ciudad de Córdoba por robos y hurtos menores.
En resumen: un joven perdido por el consumo de drogas, que salía a robar de manera burda para obtener algo de dinero que le permitiera continuar alimentando su adicción, perdido en la perversa rueda del consumo, al que la acción de las instituciones estatales jamás le significó un alivio. En los últimos cuatro años aparecen al menos 20 presentaciones en diferentes unidades judiciales para pedir por su paradero. Varias veces buscado y encontrado, para que luego volviera a los círculos del infierno. Consumidores consumidos.
No regresaba a su casa. O escapaba de alguna residencia de la Senaf e, incluso, de un centro de rehabilitación de adictos de Villa María. Para regresar al infierno de la droga.
Quienes lo conocieron cuentan que Ismael vivió en otro contexto desde los dos meses, cuando su madre (también adicta, al igual que el padre biológico) lo dio en adopción a unos conocidos. Salió de su entorno, fue al colegio y tuvo una niñez sin complicaciones. Parecía que podía torcer el destino cruel que tenía marcado.
Pero sus padres de crianza murieron y años atrás él volvió al barrio de su familia de origen, en las profundidades de Yapeyú. Regresó, en realidad, a una intemperie social profunda, de la que intentó resguardarse en el consumo de las drogas.
Se perdió en el pipazo y pronto su prontuario comenzó a escalar. Hurtos y robos para sostener su adicción. Varias veces los vecinos padecieron sus incursiones delictivas. Luego, lo veían dormir en la calle, como si estuviera en otra realidad, fuera de toda conciencia.
Un hermano, alojado en Complejo Esperanza, se ahorcó tiempo atrás. Otra hermana también deambula entre el ejército de jóvenes de esa zona consumidos por el pipazo.
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El domingo último, minutos después del mediodía, una muchacha que caminaba por la zona rural en Camino a Chacras de la Merced, en la periferia norte de la ciudad de Córdoba, observó que a un costado del sendero, entre los yuyos, de una bolsa de lona, tipo arenera, asomaba lo que le parecía ser un cadáver.
Espantada, corrió a llamar a la Policía. E indicó el lugar, en inmediaciones del viejo puente ferroviario conocido como "Puente Negro", una zona que no tiene tránsito vehicular y que suele ser frecuentada sólo por aquellos que buscan algo tirado en los márgenes de la ciudad, ya que la vivienda más próxima está ubicada a un kilómetro de allí.
Cuando los primeros agentes llegaron, sólo constataron que efectivamente se trataba de un cuerpo sin vida. Se dio aviso a la fiscalía de turno durante la feria, a cargo de Patricia García Ramírez, a la Policía Judicial y a los detectives de Homicidios. A simple vista, observaron a un muchacho joven, con buzo y pantalón largo y una bufanda. En el rostro no presentaba heridas visibles.
Por un momento se pensó de manera hipotética que podría tratarse de un linyera que había muerto de frío. Que se tapaba con una bolsa. Pero pronto se descartó esa idea. Primero, porque en esa zona no suelen pernoctar personas en situación de calle.
Pero horas después, cuando los peritos abrieron el buzo advirtieron que tenía heridas de arma de fuego. Ya no quedaban dudas de que todo se había tratado de un brutal homicidio.
Como ya comenzaba a oscurecer, se decidió no realizar más peritajes en el lugar y trasladar el cadáver a la Morgue Judicial. Recién en la noche del lunes, más de 24 horas después del hallazgo del cuerpo, la fiscal García Ramírez firmó la orden para que se le practicara la autopsia correspondiente.
Recién este martes, cuando este estudio esté terminado, se va a poder establecer de manera concreta cuántos balazos tenía en el pecho.
Pero ya hay otros elementos claves en la investigación. Durante la misma noche del domingo, se estableció que el fallecido era Ismael Lautaro Peralta (19). Se corroboró su planilla prontuarial y se establecieron tres domicilios posibles para intentar contactar a su familia, trámite que finalmente se realizó durante el lunes.
Entre la ropa de Peralta se encontraron tres "pipas" para fumar "pipazo", la droga que está causando estragos entre los jóvenes de los barrios cordobeses, además de un billete de 50 pesos con restos de cocaína de mala calidad, la misma que se fuma, según apuntaron fuentes que siguen bien de cerca el caso.
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Hoy, el esquema que se está generando en la mesa de investigaciones tiene algunos elementos que guían a la principal hipótesis: un joven perdido por el "pipazo", que buscaba de todas las maneras posibles el billete necesario para comprar una dosis nueva y que, para eso, no dudaba en robar cualquier cosa. ¿Le robó al dealer? ¿No pagó una deuda? ¿O acaso alguien lo encontró robando en su casa y lo mató? Son los tres grandes interrogantes que hoy tiene el caso.
Pero esto no es todo. Del análisis de la escena donde fue encontrado en Chacras de la Merced se deduce que no lo mataron allí. Sino que Peralta fue asesinado en otra parte, colocado en aquella bolsa y luego trasladado en algún vehículo hasta ese lugar. Una zona de difícil acceso, sobre todo vehicular, y que sólo es frecuentada por aquellos que la conocen.
Por eso, el radio de las sospechas abarca el Bajo Pueyrredón, Barranca Yaco y Yapeyú, en primer lugar, para luego ampliarse al denso territorio de la Quinta (Maldonado, Müller, Bajada San José y Campo de la Ribera). Todos sectores en los que hace meses se registra un impresionante avance del "pipazo".
Los investigadores no tienen dudas de que están ante un doble desafío. El urgente: encontrar al asesino y desentrañar el real móvil de semejante crimen. Pero, al mismo tiempo, este asesinato vuelve a poner la lupa sobre otra deuda pendiente en Córdoba: jóvenes arrasados por el consumo de drogas, judicializados, que desde temprano han pasado por diferentes instituciones de la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), y que sin embargo que encuentran un final abrupto y brutal.
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