Espanto en Córdoba
17/09/2022 | 07:10 | A la par de las investigaciones que cuentan con aval oficial y los controles necesarios, también aparecen otras cuestiones menos claras. Las dudas por lo ocurrido en el Neonatal.
Redacción Cadena 3
Juan Federico
La mujer traga saliva, respira hondo y empieza a hablar. Al comienzo su voz es baja, muy baja, casi inaudible. Pero a medida que va incorporando cada vez más palabras, más recuerdos, más hipótesis, se vuelve verborrágica, firme, fuerte. "Hablo ahora porque no quiero morirme sin decir nada", repite, pero no quiere que su nombre se sepa. Teme. Tiene miedo por partida doble: por no decir lo que va a decir y, también, por decirlo.
Hace más de tres décadas que conoce los pasillos de los hospitales públicos de la ciudad de Córdoba. Ha integrado diversos equipos de salud. Ha visto y escuchado mucho. Y ahora, que tanto se comenta sobre el espanto en el Hospital Neonatal, con cinco bebés muertos y otros ocho con lesiones más que graves, los comentarios y los recuerdos han vuelto en esas tediosas jornadas de guardias interminables. En charlas de pasillo y café en las que se murmura para decir lo que no hay que decir.
Y cuenta. "Siempre se supo que hay experimentos con laboratorios. De todos los colores. Por supuestos que están los legales, los que se hacen con consentimiento de los pacientes y de los que todo el mundo está al tanto. Pero también siempre se escuchó de los otros, de los que se hacen en las sombras, en los que se aprovechan de los más vulnerables. ¿Quién va a dar el consentimiento para que experimenten con un hijo sano? Por eso los engañan".
¿Cuándo pasó esto? ¿Dónde? ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Qué efectos hubo? Las respuestas no llegan completas en este diálogo. "Siempre se escuchó. Es difícil saber los detalles, porque todo se hace en grupos cerrados. Siempre son médicos los que tienen los contactos principales. Y ellos buscan a enfermeras para que trabajen en estas cosas. Es entonces cuando empezamos a ver a enfermeras que aparecen en los hospitales cuando no les toca su turno, llegan con cualquier excusa, pero uno ya se da cuenta. Todo se paga en dólares, es mucho dinero el que está en juego".
Pero las precisiones sí pueden llegar cuando se bucea en los archivos de noticias.
En 2012, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) encontró responsable al laboratorio británico GlaxoSmithKline de realizar ensayos clínicos irregulares. Se registraron las muertes sospechosas de 14 bebés (siete en Santiago del Estero, cinco en Mendoza y dos en San Juan, todos de familias humildes) cuya conexión con el experimento nunca se terminó de probar.
En aquel momento, el entonces titular de la Federación de Profesionales de la Salud (Fesprosa), Jorge Yabkowski, relató cómo era el procedimiento: "Reclutaban a gente pobre de manera espuria, por 30 o 40 pesos. La llevaban a los hospitales o los centros de Salud, le daban una vacuna, ponían a dos mamás como parte del testeo independiente y les prometían una obra social. Esto sucedió entre 2005 y 2007".
La idea era probar en niños sanos, captados en centros de salud públicos, la eficacia de una vacuna para prevenir las infecciones causadas por la bacteria neumococo.
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Las investigaciones clínicas deben realizarse bajo estrictos protocolos de investigación que presentan los laboratorios patrocinantes y que son auditados de manera periódica por las autoridades. Cuando se detecta alguna desviación, se activa toda una investigación.
En la ciudad de Córdoba, en 2005 el entonces intendente Luis Juez suspendió los protocolos de investigación de medicamentos que se realizaban en niños en el Hospital Infantil.
La cesantía de los profesionales que participaron del experimento dio lugar a una disputa en Tribunales que finalizó en 2013 con la ratificación por parte del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de esas sanciones a cuatro mujeres que integraban el equipo conducido por el infectólogo Miguel Tregnaghi.
Tregnaghi terminaría sancionado, también, por el escándalo del laboratorio británico GlaxoSmithKline.
En ese momento, el TSJ concluyó que los profesionales de la salud habían incurrido en "falta de decoro" en Córdoba al realizar ensayos financiados por un laboratorio privado en horario de trabajo y en el espacio público. Ensayaron en niños de hasta tres años aplicándoles medicamentos en fase de investigación, para lo cual hicieron firmar el consentimiento a los padres "sin que supieran en realidad lo que otorgaban", se destacó en aquel fallo judicial.
Ahora, mientras en Córdoba se alimentan suspicacias de todo tipo detrás del espanto en el Neonatal, con una actuación muy extraña por parte de funcionarios del Ministerio de Salud que durante meses demoraron la denuncia judicial de manera inexplicable, el dato de los experimentos vuelve a ponerse en discusión.
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"Siempre cuando aparecen casos tan extraños en hospitales, es recomendable investigar el patrimonio de los médicos, sobre todos los que aparecen involucrados en los episodios. Se puede encontrar alguna pista ahí", recomendó un experimentado funcionario judicial.
En ese punto, el hecho de que las muertes de los bebés no respondan hasta ahora a un patrón en común, y que aparezcan sospechas de sustancias como potasio e insulina, también ha generado otras conjeturas por parte de aquellos que conocen bien de cerca los pasillos sanitarios.
"El potasio suele ser como la lavandina: encubre otras sustancias", agregó un avezado médico.
La insistencia de algunos voceros oficiales de hacer foco sólo en el potasio, cuando en realidad también se sospechan de otras sustancias, abre aún más el abanico de suspicacias en relación a toda esta historia.
Incluso, ha llamado la atención cómo apenas se conoció la oscura trama de los bebés fallecidos, en agosto, altísimos funcionarios provinciales adjudicaran como un pinchazo letal la marca que un bebé tenía en el talón, cuando en realidad se había tratado de una prueba de glucosa, ya que su madre había desarrollado diabetes gestacional.
Pese a que el fiscal Raúl Garzón hace un mes que mantiene detenida a la enfermera Brenda Agüero, acusada de haber causado de manera intencional la muerte de dos bebés, la falta de un móvil claro en esta hipótesis, además de la carencia de pruebas directas, hace que a esta altura nada pueda descartarse en torno a esta historia.
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Ante una consulta de Cadena 3, desde el Ministerio de Salud de Córdoba se indicó que de manera oficial no hubo en los últimos tiempos ninguna investigación con medicamentos en el Neonatal. Sí se ha registrado un análisis de residuos gástricos de bebés prematuros, pesquisa clínica que sólo incluye la observación, pero ninguna clase de inoculación.
"El Neonatal no es un hospital en el que se investigue mucho", se insistió. No se trata de una nota de contexto, ya que las condiciones de vulnerabilidad y de maltrato al interior del Neonatal que han salido a la luz tras el espanto por la muerte de bebés sanos recién nacidos permiten que los inescrupulosos puedan aprovecharse de los pacientes.
Las fuentes oficiales agregaron que se prefiere hablar de "investigaciones" y no de "experimentos" para evitar suspicacias, que en todos los casos debe existir un consentimiento informado y firmado, y un estudio de seguimiento, todo bajo un estricto protocolo.
"Gracias a estas investigaciones clínicas hoy hay fármacos. Quienes participan no se tienen que sentir como conejlllos de Indias, porque sin investigación clínica no hay progreso en la farmacología", se destacó.
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En todos los casos oficiales, el laboratorio que quiere llevar a cabo la investigación, tanto en centros privados como en públicos, debe presentar el protocolo para que el comité de Ética realice todo el seguimiento a través de un marco regulatorio que está establecido por ley.
En este punto, aparece una cuestión interna del Ministerio de Salud que ahora se observa de otro modo. En los últimos días, la flamante ministra Gabriela Barbás repuso al frente del área de Bioética a la médica Fernanda Marchetti, quien a fines de junio había sido removida por el entonces ministro Diego Cardozo.
Es decir que la apartaron justo cuando el Ministerio investigaba por su cuenta, y a espaldas de la Justicia, la seguidilla de muertes de bebés recién nacidos que aún no tiene una explicación concreta.
Durante más de dos meses, el área permaneció acéfala, lo que generó duras críticas a nivel provincial y nacional de los diferentes comités de bioética.
Marchetti siempre había levantado dos banderas: el Registro de Voluntades Anticipadas y la necesidad de avanzar en una ley de cuidados paliativos. Pero su relación con Cardozo ya estaba muy deteriorada. Hace tres años, le habían quitado a su área el control de las investigaciones clínicas en Córdoba, que había pasado a manos de un grupo de funcionarios cuya independencia para esta tarea había sido cuestionada por los referentes nacionales de bioética. O sea: el área de Bioética del Ministerio de Salud había dejado de controlar las investigaciones clínicas.
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