Lo mataron de un balazo en el cuello: sospechan que se tiroteó con un policía de civil cuando fue a robar

La mujer llegó a los gritos a la guardia del Hospital Córdoba. Llevaba a su hijo, Braian Alexis Quinteros Olguín (17) que aún mantenía un hilo de vida. La sangre que brotaba de su cuello no dejaba margen de dudas: su cuadro era crítico. Los médicos, a esa altura de la madrugada de este jueves, ya no tuvieron mucho para hacer. Un balazo lo había atravesado de la peor manera.

El joven había sido llevado hasta el hospital en un auto blanco. Dos muchados se bajaron, lo sacaron del asiento trasero y lo dejaron tirado allí, para marcharse a toda velocidad. Justo en ese momento llegaba la madre, que al parecer ya había sido avisada de lo sucedido.

Quinteros Olguín moriría minutos después de haber sido internado. Su madre, entre balbuceos, sólo alcanzó a decirle a los policías de la guardia que lo habían baleado en una disputa con un conocido, sin dar mayores detalles.

En la campera del adolescente, se hallaron seis cartuchos calibre 22, un celular y 13.800 pesos, según consta en el informe oficial de la Policía. El mismo parte indica que Quinteros Olguín, con domicilio en barrio Yepeyú, tenía antecedentes penales, pese a que aún no era mayor de 18 años.

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La investigación de Homicidios apunta a que murió alcanzado por uno de los balazos cruzados que minutos después de la medianoche resonaron en barrio General Bustos, en medio de un asalto callejero. Se cree que ambos casos están unidos, según entienden en la fiscalía que comanda Raúl Garzón.

De acuerdo a la información oficial, apenas había transcurrido la medianoche del miércoles cuando un auto Peugeot 206 blanco se asomó por pasaje Tantigasta al 500. Lo concreto es que en su interior viajaban al menos cuatro sujetos, que en medio de la vereda divisaron a un hombre de 34 años que estaba estacionando con su camioneta Volkswagen Amarok.

Tres de los ladrones se bajaron del auto y fueron directo al vecino, al que apuntaron con una pistola y le exigieron que les entregara su teléfono celular y las llaves del rodado. 

La víctima del asalto amagó con resistirse, momento en el que los ladrones abrieron fuego sin herirlo. Los balazos hicieron que desde adentro de la vivienda ubicada allí se asomara un joven policía de 26 años, cuñado de la víctima del robo. 

El oficial ayudante, que estaba de franco, empuñó su arma reglamentaria y salió a enfrentar a los asaltantes. Fue entonces que se escucharon más balazos cruzados, mientras la banda corría hacia el auto y aceleraba para escapar de allí.

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En una primera declaración, el policía contó que él se subió a la camioneta Volkswagen Amarok de su cuñado e intentó perseguir a los delincuentes, que finalmente se perdieron de vista. Nunca supo si había herido a alguien.

Los peritos sí constataron que entre el pasaje Tantigasta y la esquina de calle José Eusebio Agüero había al menos 10 vainas servidas: nueve que serían de la pistola reglamentaria del policía y otra calibre 22. Un auto que estaba estacionado terminó con un tiro incrustado, mientras que en el portón de una familia vecina se hallaron otros dos impactos.

Los sabuesos de Homicidios sospechan que Quinteros Olguín, el joven de 17 años que minutos después ingresaba ya casi sin vida en la guardia del Hospital Córdoba, era uno de los que viajaba en el auto que escapó entre los tiros de barrio General Bustos.

Horas después, también durante la madrugada, la Policía encontró un auto quemado en las afueras de Córdoba, cerca de la salida que lleva hacia la autovía hacia San Francisco. Se sospecha que sería el vehículo en el que se movilizaban los delincuentes.

Informe de Juan Federico.