Homicidio en Córdoba
13/04/2023 | 10:35
Redacción Cadena 3
Juan Federico
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Lo mataron en medio de una seguidilla de balaceras
El 10 de junio de 2007, hubo fiesta en el extremo sur de la ciudad de Córdoba. Aquel día, hace ya casi 16 años, se inauguró el barrio-ciudad Ampliación Cabildo, con 570 viviendas sociales destinadas a familias humildes de sectores inundables.
Se trató de un eslabón más del plan Mi Casa, Mi Vida, uno de los baluartes de la gestión gubernamental de José Manuel de la Sota, que consistió en la edificación de más de una decena de barrios-ciudades en diferentes puntos de la Capital cordobesa, con el objetivo de relocalizar a grupos que hasta entonces vivían en condiciones estructurales precarias en las llamadas villas miserias.
Los nuevos vecinos de Ampliación Cabildo provenían de Costa Cañada Suárez, El Tachito, Cabo Farina, Richardson, Mirizzi y Carbó, además de otros sectores dispersos.
La idea de una casa de material, calles asfaltadas con cordón cuneta, un servicio propio de cloacas, además de dispensario, posta policial y escuela hacían de estos barrios una suerte de "ciudades" dentro de la gran ciudad. Un concepto que luego entró en polémica.
Pero más allá de la semántica, lo concreto es que una década y media después, el derrotero social en estos sectores ponen en discusión la idea de "urbanizar" para acotar la proliferación de la violencia y el narcotráfico.
Hace tiempo, buena parte de los barrios-ciudades de Córdoba se han convertido en "zonas rojas", según denuncian sus propios vecinos. Una población que se multiplicó, lo que ha generado "cordones" marginales alrededor de estas urbanizaciones.
Mayoría de trabajadores que viven casi de rehenes en sus propios territorios. Rodeados de tiros, robos y una venta de droga al menudeo que no deja de aumentar.
"Los vecinos de Ampliación Cabildo hace un mes y medio que no tenemos vida. Somos rehenes de una banda de entre 15 y 20 personas que a cualquier hora están a los tiros con otra banda del mismo barrio, con la que se disputan los robos de motos y la venta de droga. Esto no es vida. Los vecinos estamos aterrados. Hace poco balearon y prendieron fuego una casa. Roban a los vecinos, cortan las calles armados, es una vergüenza que nuestros hijos tengan que dormir con un colchón en el suelo por el miedo a que se meta un tiro por la ventana. Hoy, cuando comienzan los tiros, los chicos solos buscan refugio en el suelo. Y los colectivos tampoco están pasando cuando empieza a oscurecer. Hasta da miedo ir a la madrugada al dispensario a sacar un turno", es la cruda descripción de un vecino que por la misma lógica de supervivencia pide que su identidad no sea revelada.
Ni la comisaría del barrio se ha salvado. En septiembre último, una mujer policía se encontraba sola en el interior, a media mañana, cuando tres hombres entraron a robar y la atacaron con brutalidad.
“Ingresaron con una cuchilla, quisieron cortarme el cuello, me golpearon en el piso, me patearon y cuando quisieron robar los chalecos, evité eso agarrando las piernas de uno de ellos que cae al suelo”, contó en esa oportunidad la mujer policía.
Los vecinos aseguran que tras aquel episodio, los ladrones del barrio comenzaron a postear fotos con armas y chalecos policiales.
Es en este denso contexto social que acaba de inscribirse un nuevo homicidio en la ciudad de Córdoba. En las últimas horas murió en el Hospital Príncipe de Asturias Carlos Toranzo (27), quien estaba internado en gravísimo estado desde el pasado 5 de marzo. Aquel día, fue baleado en el tórax en medio de una balacera ocurrida en calle Las Cañas, y cuyo origen ahora los detectives de Homicidios intentan revelar.
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